La debacle en Venezuela
La dramática caída en la producción del petróleo está al centro del problema
Más de 70 buques tanque se encuentran inmovilizados en las costas de Venezuela por temores de embargo. En mayo pasado, tribunales en Curazao, Aruba, Bonaire y San Eustaquio emitieron un fallo en favor de la empresa ConocoPhillips, después de que ésta iniciara acciones legales por el despojo, en 2007, de proyectos petroleros valuados en miles de millones de dólares por parte del gobierno venezolano; entonces bajo el mando de Hugo Chávez.
Los tribunales ordenaron el embargo de cargamentos y activos de la empresa estatal venezolana PDVSA en estas islas para compensar a Conoco. Desde entonces, la estatal venezolana ha ido acumulando retrasos en la entrega de cargamentos de exportación, pues una buena parte de las entregas se hacían en el Caribe.
Ésta es tan sólo la última de una serie de complicaciones que han llevado al colapso de las exportaciones petroleras de Venezuela. La dramática caída en la producción está al centro del problema —algo considerado por la Agencia Internacional de la Energía como el mayor riesgo al suministro de petróleo a nivel global. La falta de inversión, el sobreendeudamiento, la politización y militarización de la empresa estatal, trabajadores mal pagados y desmotivados, y las sanciones impuestas por EU al régimen de Nicolás Maduro han provocado que la producción petrolera se encuentre en sus niveles más bajos en 40 años.
Mientras los precios en el mercado fueron altos, se extrajeron recursos de la empresa y se detuvieron inversiones para el mantenimiento y mejora de la producción. Se comprometió la producción futura mediante contratos, algo que redujo la liquidez de PDVSA, pues sólo genera flujos de una tercera parte de su producción. En compensación, se ha emitido deuda en cantidades insostenibles, utilizando las reservas petroleras como colateral; deuda cuyos pagos se han dejado de cumplir. Las sanciones estadunidenses dificultan aún más el financiamiento de la empresa estatal, al prohibir la compra/venta de nueva deuda emitida.
Los pagos a empresas que operan y mantienen los pozos bajo contratos y licitaciones se han retrasado por años. Algunas empresas de servicios petroleros (como Halliburton) han abandonado el país; y las empresas que permanecen, como las chinas, exigen pagos por adelantado antes de otorgar servicios.
Los trabajadores de la estatal han emigrado dejando a la empresa sin empleados y sin el conocimiento técnico para operar. Algunos han decidido, voluntariamente, abandonar sus puestos en oposición a la forma en que se ha administrado la empresa. Más de 60 ejecutivos han sido despedidos bajo una investigación de corrupción que para algunos tiene motivación política; y las operaciones están ahora a cargo de un militar: Manuel Quevedo, general sin experiencia en la industria. Los trabajadores que permanecen son, en su mayoría, jóvenes, sin la capacitación o habilidades suficientes y con salarios bajos.
El gobierno ha anunciado que buscará la reactivación de la industria con el apoyo de los trabajadores, pero la tarea luce complicada. En una acción desesperada, ha amenazado con apelar a causas de fuerza mayor para no pagar a sus socios y justificar su incapacidad de entrega del petróleo comprometido; signo de la debacle de una de las industrias más importantes para el suministro global de petróleo.
* Profesor de la Facultad de Estudios Globales y titular de la Cátedra BP-Anáhuac en Estudios Estratégicos
