Industria petrolera, cambios profundos

La demanda de crudo tenderá a desacelerarse hacia 2040, al tiempo que se acelera la capacidad productiva (la oferta).

Por Santiago Fernández Sordo*

El mercado internacional de petróleo experimenta profundas transformaciones que exigen adaptación a sus participantes. Entender estos cambios y sus implicaciones requiere de mirar las dos caras de la moneda: la oferta y la demanda.

La historia más conocida del cambio

estructural está en el lado de la oferta.

El ascenso vertiginoso en la producción

de petróleo no convencional (tight oil)

en EU ha provocado un aumento importante en la oferta global de crudo. Según datos de la Agencia Internacional de Energía,

en tan sólo tres meses (septiembre-noviembre 2017), la producción estadunidense ha crecido en 846 mil barriles diarios.

La producción global de crudo, impulsada por EU, probablemente superará el crecimiento

de la demanda en 2018.

Del lado de la demanda, el cambio también es considerable. El pasado 20 de febrero, BP publicó su World Energy Outlook 2018, en el que se describen y analizan

las principales tendencias del sector energético global hacia 2040. Para proyectar

la demanda de crudo, los cálculos se basan en una relación histórica que existe entre

el crecimiento poblacional, el crecimiento económico de los países y el uso de energía. La lógica es simple: a medida que se expande la economía global, se incrementa la demanda de energéticos. BP espera que el crecimiento poblacional y económico mantengan la demanda de crudo en ascenso durante

las próximas dos décadas a una tasa promedio de 1.3% anual.

Sin embargo, las proyecciones de BP apuntan hacia un cambio fundamental en la relación que ha existido entre expansión económica y demanda de energía. Si bien esperan que el PIB global crezca al doble de su tamaño actual en 2040, el consumo de energía sólo crecerá 35%. Esto es, la demanda de energía dejará de crecer a la par del crecimiento económico global. Esta menor demanda se debe sobre todo a dos tendencias marcadas: la transición hacia la diversificación de las fuentes de energía

y el uso más eficiente de la energía.

En el caso concreto del crudo, el sector

de transportes seguirá siendo la principal fuente de demanda de combustibles líquidos hacia 2040, pero esta demanda se desacelerará a medida que aparecen mejoras en

la eficiencia de los vehículos para aprovechar los combustibles y a medida que nuevas fuentes de energía (gas natural y electricidad) ganan mercado en el sector.

Otras tendencias, como el uso de automóviles eléctricos y regulaciones que buscan prohibir el uso de vehículos de combustión interna, son también esenciales en este cambio estructural. En suma, la demanda de crudo tenderá a desacelerarse hacia 2040, al tiempo que se acelera la capacidad productiva (la oferta). Ambas tendencias (oferta y demanda) apuntan en un solo sentido: las presiones competitivas en el mercado se acentuarán en los próximos años.

La abundancia y diversidad de energía muy probablemente mantendrán un régimen de precios bajos en el mercado de petróleo. Las grandes empresas petroleras, tanto privadas como estatales, se verán obligadas a transformarse para sobrevivir en un clima de alta competencia. ¿Seguirá siendo viable en el futuro un Estado dependiente de ingresos petroleros? ¿Se podrá mantener el control sobre los precios internacionales a través de la cartelización? ¿Tenderán las grandes empresas petroleras a fragmentarse y especializarse? Los agentes del mercado tendrán que transformarse.

* Profesor de la Facultad de Estudios Globales y Titular de la Cátedra BP-Anáhuac en Estudios Estratégicos

forointernacional@anahuac.mx

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