“Escandaleaks”: ¿Y la veracidad en la red?

En una época en la que la información viaja de forma instantánea aún no existe una respuesta real y efectiva por parte de las autoridades para frenar las noticias tendenciosas o falsas.

Laura Coronado Contreras*

El célebre filósofo inglés, sir Francis Bacon, acuñó la muy conocida frase de que: “El conocimiento (información) es poder” y tras el reciente capítulo en las campañas electorales mexicanas conocido como “pejeleaks” vale la pena preguntarnos: ¿El derecho a la información no tiene límites?¿Debemos compartir todo lo que vemos publicado en la red?

En una época en la que la información viaja de forma instantánea y el debate de las fake news rusas sigue vigente, aún no existe una respuesta real y efectiva por parte de las autoridades para frenar las noticias tendenciosas o falsas con la agilidad con la que se nos muestran y, mucho menos, un mecanismo preciso para conocer cuál es su influencia en las decisiones de los ciudadanos.

El derecho a la información, a la libertad de expresión,  a la democracia y a la justicia son temas tan vinculados que resulta inconcebible pensar en un Estado de derecho en donde medie la censura, falta de transparencia, desinformación o el sesgo informativo.

Por ello, estas prerrogativas deben protegerse en términos en que todos y cada uno de nosotros podamos expresar nuestras opiniones sin ser presionados por la coacción del Estado, pero, a su vez, que el emisor de la comunicación se reconozca responsable por las consecuencias de sus actos.

 No hay que olvidar que el propio Bacon, también fue un político prominente y canciller de Inglaterra por lo que afirmaba que “el espíritu humano no recibe con sinceridad la luz de las cosas, sino que mezcla a ellas su voluntad y sus pasiones; así es como se hace una ciencia a su gusto, pues la verdad que más fácilmente admite el hombre es la que desea”.

¿Existió espionaje ruso y difusión de mensajes falsos durante las pasadas elecciones de nuestro vecino del norte? ¿Se estará replicando esa conducta en los procesos electorales de otras regiones? 

El también filósofo inglés John Locke señalaba que “el que quiera seriamente disponerse a la búsqueda de la verdad, deberá preparar, en primer lugar, su mente amarla.”

¿Buscamos otras fuentes antes de compartir una nota en redes sociales?

Sin duda, este nuevo panorama de la comunicación se está convirtiendo en una problemática global.

Según la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación, alrededor de 56% de los internautas españoles utiliza las redes para informarse.

Por su parte, en Gran Bretaña, apenas 4 de cada 100 adultos es capaz de identificar de forma correcta aquellas informaciones veraces de historias falsas según revela Yougov, que entrevistó a casi 1,700 británicos.

México no está exento de las confusiones en el ciberespacio. Según un estudio realizado recientemente por el Barómetro de Confianza de la empresa global Edelman, 76% de los mexicanos no sabe distinguir entre información real y rumores o falsedades en internet, además, el 68% opina que cada vez es más difícil identificar si las noticias fueron o no creadas por fuentes profesionales.

Abraham Lincoln, definió a la democracia como “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” y, en principio, no existe un lugar mejor que el ciberespacio para el intercambio libre de información, ya que hasta ahora está hecho para y por los internautas.

Será nuestra responsabilidad —hasta no contar con una regulación adecuada— seguir haciéndolo una verdadera “polis” en donde todos nos sintamos seguros de lo que compartimos.

*Investigadora adscrita al Centro Anáhuac en Relaciones Internacionales (CAIRI). Profesora de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México. Miembro del SNI del CONACYT.

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