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La Luz del Mundo en Bellas Artes

Fernando Belaunzarán

Fernando Belaunzarán

Decía mi abuela con sabiduría que “para mentir y comer pescado se necesita mucho cuidado”. ¡Cuánta razón tenía! Si no hay crimen perfecto es precisamente porque el engaño es vulnerable y no se diga cuando la ineptitud lo lleva a cabo.

El Palacio de Bellas Artes se utilizó para un evento de “proselitismo religioso” que fue “tramposamente disfrazado de concierto operístico”, tal y como lo denunciaron la Orquesta Sinfónica Nacional y los músicos de la Orquesta y el Coro del Teatro de Bellas Artes. Algo impensable si no fuera por la influencia política de La Luz del Mundo.

El pasado 15 de mayo celebraron en Bellas Artes el 50 aniversario del líder internacional de esa iglesia, Naasón Joaquín García, con una obra titulada “El guardián del espejo”. Aunque las autoridades de la Secretaría de Cultura y del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) se hagan los sorprendidos y finjan demencia, lo cierto es que se convocó de manera pública, colocaron pantalla gigante y sillas en la explanada para recibir a miles de feligreses y dieron facilidades para transmitirlo en vivo por internet a través de canales y páginas afines a La Luz del Mundo. El escándalo fue lo que les hizo esconder la mano después de aventar la piedra.

Primero quisieron negar el hecho, tratando de separar lo religioso, fuera del recinto, de lo artístico en el interior; pero el video difundido en portales donde se ve a un narrador en el escenario sermoneando alrededor del espejo en el que invita a observarse a uno mismo porque “en ti está la luz que el mundo necesita”, llevó a la Secretaría de Cultura a cambiar de versión. Entonces se dijeron engañados por un perverso senador que les ocultó sus aviesas intenciones de contrariar al Estado laico.

Para tapar una mentira recurrieron a otra. Después se conoció que en el video de promoción y en la propaganda de mano aparecía el rostro del líder religioso y se anunciaba la entrega de un reconocimiento que finalmente se dio en un restaurante, lo que quiso ser consuelo y muestra de la desaprobación de las autoridades al momento de caer en cuenta del carácter del evento. El problema es que el proceso de autorización de ambos materiales involucra tanto al INBAL como a la Secretaría de Cultura, de tal suerte que resulta impensable que no se hayan dado cuenta.

Los propios artistas de Bellas Artes son los que menos se tragaron el cuento, relataron que no los dejaron usar el teatro en los días previos al evento y están demandando la renuncia de Alejandra Frausto y Lucina Jiménez, titulares de Cultura y el INBAL, respectivamente.

Para desgracia del vocero de la Secretaría de Cultura, Antonio Martínez Velázquez, no es la primera vez que se les sorprende mintiendo. Cuando exhibieron a la dependencia por difundir un oficio que confundía el día de la Constitución, 5 de febrero, con la conmemoración de la Batalla de Puebla, 5 de mayo, en un inicio dijeron que había sido Fake News, pero luego tuvieron que aceptar el error al quedar demostrado que sí circularon el documento
con errores.

El tema que se está pasando por alto es el que explica el bochornoso episodio: el peso político de La Luz del Mundo. No es la única que lo tiene y hace valer, como se desprende de la propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador para darle canales de televisión a las iglesias.

La Luz del Mundo ha hecho acuerdos electorales por debajo de la mesa con diversos partidos, pero cuando Israel Zamora Guzmán decide irse al Partido Verde tras tomar posesión no hay duda de que entraron a la órbita de la “4T”. Ese partido sigue siendo satélite, nomás cambió de estrella. Así lo confirma la presencia en el evento del presidente del Senado, Martí Batres, y del presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, Sergio Mayer, quien subió un video saludando a los feligreses de la Luz del Mundo desde las escalinatas de Bellas Artes.

El México vertical se refuerza todos los días y quienes están en los peldaños deben asumir los costos de las decisiones tomadas en la cúspide. Las reglas no escritas del viejo régimen, si es que alguna vez se fueron, ahora regresan recargadas. La mentira institucional sólo es una de sus consecuencias.

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