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PILARES contra la inseguridad

Fabiola Guarneros Saavedra

Fabiola Guarneros Saavedra

Mensaje directo

 

¿Se siente seguro cuando sale de su trabajo y tiene que tomar un transporte público para llegar a casa? ¿Usted o un conocido ha tenido que pagar cinco pesos, si es mujer, o 10 pesos, si es hombre, para que no lo asalten en el trolebús, camión o camionetas de transporte? ¿Apresura el paso y sujeta con fuerza sus pertenencias cuando transita por las calles, después de las 8 de la noche? ¿Camina con tranquilidad por los parques de su colonia o barrio? ¿Deja salir a sus hijos a jugar en las calles?

¿Lleva consigo cosas de valor como aretes, pulseras, relojes, carteras, mancuernillas, pisacorbatas? ¿Deja en casa tarjetas de crédito o débito? ¿Camina de noche por los alrededores de su casa? ¿Voltea a todos lados cuando entra a un cajero electrónico?

Es un hecho, vivimos en un país con altos índices de delincuencia. Y nuestra sensación de temor e inseguridad aumenta cuando somos testigos de hechos y conductas delictivas o cuando sabemos que a alguien cercano o querido lo asaltaron, le robaron o tuvo que huir de un criminal y, peor aún, cuando vemos esos videos que muestran a sangre fría los balazos y las agresiones cuando se comete un atraco.

La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) de diciembre de 2018 —que el Inegi levanta trimestralmente para medir la percepción de inseguridad en las principales ciudades del país— indica que 73.7% de la población se siente insegura. Los lugares donde los ciudadanos se sienten más inseguros son cajeros automáticos (83.4%), transporte público (75.3%), en el banco (70.7% ) y en las calles (67.8 por ciento).

La encuesta revela también los cambios en hábitos y rutinas por la inseguridad, por ejemplo; 61.4% dejó de usar cosas de valor como joyas, dinero o tarjetas de crédito, 56.2% ya no permite que sus hijos menores salgan de casa y 53.2% dejó de caminar por los alrededores de su vivienda después de las ocho de la noche.

Otra variable de la ENSU, denominada “existencia de conflictos y conductas antisociales”, reportó que el 37 por ciento de la población dijo haber tenido conflictos o enfrentamientos en su comunidad o en los alrededores de su vivienda. Esta medición sólo se hizo en la Ciudad de México y zona conurbada. Las regiones donde más se presentaron estas situaciones fueron la Sur de la CDMX (65%), la Norte (54.8%) y Nezahualcóyotl (54.2 por ciento).

Por eso son fundamentales y prioritarias las acciones que los gobiernos emprendan para proporcionar y garantizar la seguridad a sus gobernados, además de no permitir que la impunidad sea un aliciente para la criminalidad.

En el marco de los cien días de gobierno de Claudia Sheinbaum (que se cumplen hoy), revisé las acciones en materia de seguridad y de derechos ciudadanos, y uno de los programas que puede ayudar mucho a restaurar el tejido social, la convivencia pacífica y a retomar las calles es el de los Puntos de Innovación, Libertad, Artes y Saberes (PILARES).

Si el Gobierno de la Ciudad de México se empeña verdaderamente en este programa, invierte, lo monitorea y no lo abandona, los resultados pueden ser sorprendentes y benéficos para los ciudadanos, porque en los PILARES se fomentará el arte, la creación, la educación, la cultura, tradiciones, la interacción a través de pláticas, y talleres; estas actividades hacen comunidad y ofrecen opciones para que nuestros niños y jóvenes no estén en la calle, ni se conviertan en presa fácil para los delincuentes o narcomenudistas. También estimula a los adultos para la sana convivencia.

Los PILARES —han sido inaugurados 17— forman parte de la estrategia para el desarrollo de las comunidades con mayor marginación y están pensados para contribuir a la reducción de la violencia y fomentar la cultura de la paz.

Yo siempre he pensado que tenemos una sociedad lastimada, deteriorada, en crisis, y todo lo que abone a su recomposición para mí es bienvenido, porque es en los hogares mexicanos, de los barrios y colonias donde se encuban los delincuentes y se exacerba la violencia.

Recuperar los parques, deportivos, las llamadas “canchas”, los centros culturales e iluminar las calles ayudará a inhibir conductas delictivas y a que el ciudadano se adueñe nuevamente de sus espacios, sin miedo.

 

 Twitter: @Fabiguarneros

 

 

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