Diagnóstico

Eso que llaman delincuencia de alto impacto sucede todos los días y en diversas regiones de México.En los últimos años hemos visto el desplazamiento de mexicanos hacia la frontera norte de nuestro país. Familias que dejan sus viviendas y negocios para huir de la ...

  • Eso que llaman delincuencia de alto impacto sucede todos los días y en diversas regiones de México.

En los últimos años hemos visto el desplazamiento de mexicanos hacia la frontera norte de nuestro país. Familias que dejan sus viviendas y negocios para huir de la violencia y la extorsión que sufren en sus comunidades. Son los desplazados por el crimen organizado que les arrebata sus tierras y a sus familiares.

Para comprobarlo, basta con echar un vistazo a los albergues de los sacerdotes católicos en Tijuana o a los refugios en Ciudad Juárez, donde los reciben mientras tramitan su visa humanitaria o de refugiados para Estados Unidos.

El martes 8 de octubre, la presidenta Claudia Sheinbaum presentó la estrategia de seguridad de su gobierno. Entre los objetivos están disminuir los delitos de la delincuencia organizada y de alto impacto como extorsión, secuestro, robo o violencia en las carreteras; atender las zonas con alta incidencia delictiva y detener los principales generadores de violencia.

Y para abonar en el diagnóstico regional del fenómeno de la violencia —en la presentación del documento sugieren el análisis integral del fenómeno y de la incidencia—, retomamos testimonios que muestran la realidad mexicana en este tema y que fueron recogidos por mi compañera Alejandrina Franco (Excélsior, 10/10/2024).

“Para mí, tener que emigrar junto con mi familia es muy difícil, pero sucedió lo de un atentado donde yo soy originario en Chiapas y nos tuvimos que venir acá a Ciudad Juárez para intentar pasar a Estados Unidos. Amenazaron a mi madre y a mi hermana de muerte”, contó Gregorio Jeremías, de 15 años.

“Ha sido un camino muy difícil, pero mi sueño es llegar a EU. Salimos de Colombia por la violencia, al llegar a México nos secuestraron, yo logré escapar; quienes me encontraron me entregaron a los de Migración, y fue casi un mes después cuando pude estar nuevamente con mi mamá y mi hermana”, dijo Julián, de 14 años.

“Es una pesadilla todo lo que he pasado. Salimos de Ecuador por la violencia y aquí hemos encontrado más, nos robaron todo en la Ciudad de México, al llegar a Ciudad Juárez fui secuestrada y violada, permanecí un mes encerrada, hasta que mi familia pudo pagar al menos un poco de lo que cobraban, logré salir con eso y huir, permanecí en las calles muchos días, hasta que el pastor del albergue me encontró”, dijo Isis, quien se encuentra en Ciudad Juárez a la espera de su cita CBP One, para poder llegar a Estados Unidos de forma legal.

“Salí de Bogotá junto a mi hija y mi hijo porque mi exmarido me tenía amenazada de muerte, pero al llegar a México fuimos secuestrados los tres, fueron los días más horribles de mi vida, al ver a mis hijos encerrados con personas armadas y violentándonos. Nos pedían mucho dinero para salir, pero mi familia no tiene, por eso nos venimos, pero, como pudieron, lograron enviar un poco y salimos; mi hijo se escapó y viví una pesadilla hasta que lo encontré”, relató Lady, originaria de Colombia.

En Guerrero, grupos criminales se disputan el territorio y han provocado desplazamiento de familias de Tierra Caliente, una masacre que sacudió el estado en los primeros días de enero —en una región aislada de la sierra, en la frontera entre la Costa Grande y la Tierra Caliente—,  y la amenaza y extorsión a transportistas de pasajeros.

Y Guanajuato es una tierra en la que la violencia no da tregua desde 2015, por los enfrentamientos entre organizaciones criminales que se disputan las ganancias que deja el robo de combustibles (huachicol), así como la fabricación y distribución de drogas sintéticas.

México ya no es un sitio seguro para nadie. Eso que llaman delincuencia de alto impacto sucede todos los días y en diversas regiones del país. Es momento de escuchar a los desplazados de Guerrero, Chiapas y Michoacán, de reconocer la crisis de seguridad por la que se atraviesa también en Tabasco, Guanajuato y Sinaloa, para que la estrategia gubernamental funcione.

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