Logo de Excélsior                                                        

Rusia y China: uso político de las vacunas

Esther Shabot

Esther Shabot

Catalejo

A estas alturas de la pandemia, pocas dudas quedan de que las vacunas y el proceso de su aplicación están siendo utilizados como medios para ganar posiciones políticas. Países, gobernantes, candidatos a un puesto de elección popular, todos ellos están experimentando, cada quien en su esfera de acción, esta ineludible tentación de tratar de beneficiarse de la urgente necesidad de inmunización contra covid-19, virus que flota sobre el planeta entero.

Esta novedosa realidad, aparecida tan recientemente, ofrece también la posibilidad de incentivar nuevos lazos políticos y económicos entre naciones, tal como es visible en nuestro entorno mexicano con la visita que prepara el canciller Marcelo Ebrard a Rusia y China en razón del abasto de las vacunas, asunto que puede derivar en acuerdos adicionales que tiendan nuevos puentes de interacción entre México y esos dos países.

En ese contexto, la producción y exportación de vacunas por parte de los países que han logrado desarrollarlas se está mostrando como una eficaz herramienta para extender presencia e influencia en regiones antes fuera de su alcance. Uno de esos casos es el de Rusia, que está consiguiendo entrada en la zona de los países del Magreb africano al negociar ventas de vacunas con algunos de éstos. El 12 de febrero Argelia anunció que recibiría 40 millones de dosis de la vacuna Sputnik V y también que recibió de Moscú la licencia para manufacturar dicha vacuna en su suelo. A Túnez, que hasta ahora ha esperado en vano la llegada de vacunas vía COVAX, de la Organización Mundial de la Salud, le ha abastecido 30 mil vacunas, por lo pronto, pero existe un contrato que le promete la llegada de un millón más próximamente.

 La zona del Magreb ha estado tradicionalmente bajo la influencia francesa, en razón del colonialismo que ejerció Francia sobre ella a lo largo de más de un siglo. No es extraño, así, que ante la situación actual se esté despertando un profundo malestar en el gobierno del país galo ante el ingreso de la presencia rusa, vía las vacunas, a espacios considerados desde hace mucho bajo la esfera de influencia francesa.

De hecho, en la reunión virtual de la Unión Europea llevada a cabo el 25 de marzo pasado, el presidente Emmanuel Macron expresó sus temores al respecto, declarando que “…estamos observando los ataques e intentos de Rusia y China de ganar influencia a través de la vacuna…”, mientras que en una entrevista realizada tres días después por Radio Franceinfo, el canciller galo Jean-Yves Le Drian acusó a Rusia de usar su vacuna Sputnik V “más como un medio de propaganda y diplomacia agresivas que como un elemento de solidaridad y ayuda para la salud”.

Parecida situación se está registrando en los casos de Egipto y Marruecos, donde el abasto de vacunas ha provenido de China, generándose así mayores posibilidades de expansión de negocios e influencia del gigante asiático en esos países norafricanos. No cabe duda que el divisionismo hoy existente dentro de la Unión Europea y las enormes fallas registradas en cuanto al manejo de la pandemia y del proceso de vacunación han generado la oportunidad para Moscú y Beijing de acercarse a la cuenca del Mediterráneo e imponer una presencia más visible en zonas que estaban alejadas de su esfera de influencia.

Es innegable que la política de Trump, de desentenderse de muchas áreas en las cuales el involucramiento norteamericano había sido casi permanente, le ha facilitado a Rusia y a China su actual despliegue. Y es innegable también que si vacunas provenientes de farmacéuticas de Estados Unidos y Europa hubieran estado disponibles para la zona del Magreb, difícilmente habría habido una puerta tan abierta para el ingreso de los rusos y los chinos. 

Mucho se ha repetido que la vida en general ya no será la misma después de la pandemia del coronavirus. Entre los cambios que sobrevendrán destacarán, seguramente, los referentes a la distribución del poder político y económico a nivel mundial.

Así como las dos guerras mundiales generaron nuevos paradigmas y hegemonías, la pandemia y sus secuelas están anunciando, también, el inicio de una nueva distribución de poder, cuyo perfil exacto aún no conocemos.

Comparte en Redes Sociales