Jordania emproblemada; Sudán ensangrentado
Indudablemente que el rey Abdalah, tildado de traidor a la causa palestina, ha colaborado con Israel debido a consideraciones geoestratégicas pragmáticas.
La andanada de drones, misiles crucero y balísticos que fue lanzada por Irán contra Israel el fin de semana pasado como represalia por un ataque israelí contra altos mandos de los guardias revolucionarios iraníes en Damasco, fue neutralizada por Israel con la colaboración activa de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, pero también con acciones concretas de al menos dos países árabes: Jordania y Arabia Saudita. Ambos interceptaron y destruyeron algunos de esos proyectiles cuando transitaban por su espacio aéreo, lo cual es elocuente de que para ellos la amenaza iraní de expansión de su poder regional es una preocupación mayúscula que les impulsa a alinearse con Estados Unidos y sus aliados en esta coyuntura.
En el caso de Jordania, hay que decir que existe un acuerdo de cooperación entre Washington y Amán en asuntos de defensa y que el sostenimiento de la economía jordana y la propia sobrevivencia de la monarquía están íntimamente relacionados con el apoyo firme de Estados Unidos. Por lo demás, Jordania firmó un tratado de paz con Israel desde 1994, el cual sigue vigente, a pesar de las turbulencias derivadas de la guerra entre Hamás e Israel.
En el reino jordano, cerca de un tercio de su población es palestina, por lo cual, de manera natural a lo largo de la guerra de Hamás contra Israel, las manifestaciones populares antiisraelíes han sido constantes, llenas de ira contra el “enemigo sionista”, con insistentes demandas de ruptura de las relaciones con Israel. En ese contexto, para el rey Abdalah se ha creado una muy complicada situación a partir del derribo de misiles iraníes mediante las recientes maniobras jordanas. Indudablemente que el rey, tildado en estos días de traidor a la causa palestina, ha colaborado con Israel debido a consideraciones geoestratégicas pragmáticas, a contracorriente de los sentimientos y emociones de su pueblo.
¿Cómo transitar por esta contradicción? Hasta el momento, y gracias a que los medios de comunicación están controlados desde la Casa Real, se ha manejado en ellos “que se logró derribar a objetos voladores no identificados que ingresaron a los cielos nacionales”, sin especificar detalles que pudieran revelar la verdadera naturaleza de esos proyectiles. Quizá dicha versión pueda por un breve lapso ocultar a parte del público lo ocurrido, pero es imposible que lo que circula en las redes sociales no se convierta en la fuente esclarecedora de los hechos. Realmente una situación desafiante para el monarca Abdalah, hoy entre la espada y la pared.
Por otra parte, la guerra alrededor de Israel y sus enemigos no debería de oscurecer otros conflictos muy graves que constituyen desastres humanitarios en toda la extensión de la palabra. Uno de ellos la guerra civil en Sudán, que justamente hace pocos días cumplió un año de haberse desatado, y que en ciertos medios ha sido bautizada como “la guerra olvidada”. Una guerra en la que se enfrentan el ejército sudanés y las Fuerzas Rápidas de Apoyo, agrupación paramilitar que intenta derribar al gobierno. De acuerdo con una investigación del periódico Al-Monitor, las cifras reportadas desde el 15 de abril de 2023 a la fecha son de 14 mil 700 víctimas mortales, 30 mil heridos y 8.6 millones de personas desplazadas, que equivalen a 16% de la población total. Además, se señala que 17.7 millones padecen hambre aguda y que los abusos sexuales son práctica común como arma de guerra. El éxodo masivo hacia Chad para huir de la guerra sigue siendo una opción a la que miles de sudaneses están recurriendo.
Se han registrado esfuerzos internacionales por paliar la crisis sudanesa, así como campañas humanitarias, como la encabezada por el presidente francés Emmanuel Macron, quien el lunes pasado anunció la intención de recaudar 2.1 billones de dólares para aliviar la grave situación que prevalece en ese país africano, que también experimentó un genocidio no hace mucho. Sin embargo, esta guerra, como otras más que se desarrollan al margen de lo que a los medios les atrae difundir y ajena a cualquier conocimiento o prejuicio culturalmente heredado que pudiera existir en el ámbito global acerca de esa realidad específica, permanece ignorada, como si no existiera.
Gran contraste, por cierto, con lo que ha estado ocurriendo con el conflicto entre Israel y sus enemigos. En este último caso, la toma apasionada de posturas políticas en favor o en contra de uno u otro de los contendientes se ha expandido en casi todo el planeta como reguero de pólvora. ¡Qué no darían los sudaneses masacrados y sufrientes por que una milésima parte de esa atención se le brindara a su tragedia humanitaria, aunque fuera por un solo día!
