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La crisis de opioides en EU y su impacto para México

Columnista Invitado Nacional

Columnista Invitado Nacional

Por María De Haas Matamoros
Twitter: @Maria_De_Haas
Especialista en seguridad

 

Hay individuos que llenan su vida con filosofía, religión, arte, literatura, música, cine, gastronomía, ciencia. Y hay otros que recurren convenientemente a una píldora para llenar su vacío espiritual, emocional o afectivo. Mientras más grande sea ese vacío, más fuerte es la narcodependencia.

Opio en el siglo XVI, láudano en el siglo XVII, morfina en el siglo XIX, heroína en el siglo XX, fentanilo en el siglo XXI. Estamos en el siglo de los opiáceos sintéticos, llamados por Ben Westhoff, autor del libro Fentanyl, Inc., las Nuevas Sustancias Psicoactivas (NPS, por sus siglas en inglés), que fungen como reemplazos de la heroína, cocaína, éxtasis y marihuana, comprimidos en una píldora. Entre ellas, el fentanilo ha sido identificado por Westhoff como la sustancia más peligrosa en la historia del narcotráfico, no sólo por la letalidad de su sustancia activa, sino por la adulteración en su producción. Y el uso de las NPS tiene su origen en el boom de las prescripciones de analgésicos de venta libre (Over-The-Counter pain relievers, OTC, por sus siglas en inglés).

Así vemos la crónica de una adicción creada en el mercado estadunidense: el uso de analgésicos (como acetaminofén, ibuprofeno y naproxeno) se extiende al uso o combinación de anfetaminas (drogas estimulantes como Adderall o Vyvanse, usadas como afrodisiaco y euforizante) y benzodiacepinas (drogas calmantes y antidepresivas como Xanax o Valium). Dicha adicción crece hasta relacionarse con opioides químicos como OxyContin (llamado el “primo químico de la heroína”) o Percocet. Y las drogas ilícitas son el siguiente nivel de adicción: dondequiera que haya usuarios de esos narcóticos legales adquiridos por prescripción, pero altamente adictivos, conllevará un incremento en el comercio de heroína, fentanilo y otras NPS. Por ello, la disminución de la disponibilidad de narcóticos lícitos e ilícitos es un tema de gran interés en la agenda pública de EU. En los últimos meses, varios fiscales estatales en EU han interpuesto demandas a empresas farmacéuticas como Johnson & Johnson, McKesson, Cardinal Health, AmerisourceBergen, Teva Pharmaceutical Industries, Endo International, o Purdue Pharma, por posicionar en el mercado los narcóticos OTC y promover su prescripción por la comunidad médica con “premios” y viajes. Dichas empresas han buscado eludir la responsabilidad penal de sus acciones con diversos acuerdos compensatorios de hasta 26 mil millones de dólares para reparar el daño de las consecuencias de su consumo: más de 500 mil muertes acumuladas por sobredosis, alcanzando un máximo histórico con más de 100 mil personas fallecidas, de acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades.

El acuerdo con farmacéuticas y el lento retiro del mercado de sus productos solventa tan sólo un enfoque gubernamental en EU para frenar el suministro legal de opiáceos a la sociedad estadunidense, pero la adicción generada en ella persiste, y buscará satisfacerse del suministro ilícito de narcóticos, que estimula una mayor producción de drogas NPS por los cárteles, al existir mayor demanda de consumo. Esto es relevante porque genera presión de EU sobre la política de seguridad del Estado mexicano. Las muertes por sobredosis de opioides sintéticos no sólo han hecho que autoridades miren de forma crítica la política de seguridad de México con respecto a la disminución de las actividades del narcotráfico, sino que incrementa el consecuente interés del vecino país de posicionar agentes extranjeros en México para investigar el origen del suministro aquí y limitar la crisis por el uso de opioides.

Esto puede aumentar la percepción de México de que exista alguna interferencia extranjera en asuntos internos (identificada como una amenaza a la seguridad nacional en el artículo quinto, fracción segunda de la Ley de Seguridad Nacional), que orilla al gobierno de México desde 2020 a mantener interés en supervisar el cumplimiento por parte de los agentes extranjeros de sus obligaciones dispuestas en dicha ley.

La lucha contra la proliferación de las NPS no será fácil. Detectar el origen de los precursores químicos, su logística, producción clandestina y su distribución al mercado de adictos requiere acciones de identificación y mitigación de forma corresponsable y coordinada por todos los países afectados, no sólo en las políticas de seguridad, sino también en las políticas de salud y de asistencia social. El fentanilo es un producto ilícito derivado de una cadena global de valor que tiene sus orígenes en los precursores de la industria química china. Por ello, las acciones para combatir el consumo de narcóticos ilícitos no serán efectivas tan sólo en manifestar presión sobre los cuerpos de seguridad en México para que resuelvan el problema de producción, sino que es necesario lograr implementar políticas integrales también en los países que generan la demanda narcótica: tan importante debe ser combatir la producción de drogas sintéticas y su trasiego en México, como disminuir el número de adictos en EU.

Es por ello, que el manejo de estos temas tiene gran potencial en el Entendimiento Bicentenario, pues es una mesa de diálogo binacional para atender temas interconectados de seguridad mediante un enfoque corresponsable y coordinado por ambos países, y es benéfico saber que el cumplimiento de sus objetivos está en progreso.

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