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Polvo, ceniza y arte*

Columnista invitado Comunidad

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Por Othiana Roffiel

 

La exposición Una carta siempre llega a su destino. Los Archivos Barragán, que muestra el controversial proyecto multimedia The Barragán Archives, de la artista y escritora estadunidense Jill Magid, se inauguró recientemente en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC).

A lo largo de los últimos cuatro años, Magid ha investigado el manejo del acervo, dividido en dos partes, del célebre arquitecto mexicano Luis Barragán. Mientras que la casa, biblioteca y archivo personal de Barragán se encuentran en la Ciudad de México, desde 1995 su archivo profesional —dibujos, planos, fotografías, notas y publicaciones— está en Suiza, manejado por la historiadora de arquitectura Federica Zanco, quien en 1996 estableció The Barragan Foundation. A través del acervo de Barragán, Magid cuestiona los organismos de poder que regulan el acceso a estos archivos al igual que la complejidad de los derechos de autor en nuestra actualidad y cómo todo esto puede llegar a determinar el legado de un artista.

El año pasado, el proyecto de Magid llegó a un momento crucial con la pieza The Proposal, un anillo con un diamante creado usando 525 gramos de las cenizas de Barragán, exhumadas con el permiso de miembros de la familia del arquitecto. El anillo también engloba una atrevida propuesta: el ofrecimiento de éste por parte de Magid a Zanco a cambio de abrir el archivo profesional de Barragán al público en México.

The Proposal creó enorme controversia, la cual se encendió nuevamente con la noticia de la muestra en el MUAC, curada por Cuauhtémoc Medina y Alejandra Labastida. Aunque el anillo es sólo una parte de la exposición, ha sido el foco del debate. Además de condenar la exhumación de las cenizas de Barragán, los críticos argumentan que el diamante representa ostentación y glamour, atributos ajenos a los ideales del arquitecto. Quizás otra manera de entender el anillo es viéndolo a través de la historia del arte mismo: el simbolismo de un objeto cambia al ser insertado en el sistema del arte. Tan solo pensemos en La fuente (1917) de Marcel Duchamp, un urinal presentado como una obra de arte. En ese entonces la obra provocó muchas reacciones negativas. Los críticos la etiquetaron de inmoral y vulgar, e incluso consideraron los readymades de Duchamp un plagio. Sin embargo, aquel mingitorio acabó por convertirse en fuente y Duchamp cambió el curso de la historia del arte y abrió el camino para el arte conceptual.

Como el urinal de Duchamp pasa a ser una fuente, de la misma manera el anillo de Magid ya no puede ser visto como una joya. En mi opinión, el diamante brilla, pero no con una luminosidad arrogante y fatua, sino con un resplandor que nos muestra las penumbras de nuestro tiempo. Antes de viajar al San Francisco Art Institute, la exposición The Proposal estuvo en Suiza en el Kunst Halle Sankt Gallen. En ninguna de estas dos ciudades se suscitó el revuelo que hubo en México, donde el año pasado se presentó otra faceta de The Barragán Archives en la galería mexicana Labor. Podría argumentarse que fue porque el arquitecto convertido en diamante no era estadunidense ni suizo, que a lo mejor la reacción hubiera sido distinta si estuviéramos hablando de las cenizas de Frank Lloyd Wright o Le Corbusier. ¿O será más bien que esto tiene que ver con el peso de nuestro bagaje histórico que tal vez hace difícil que podamos considerar la exhumación desde un punto de vista que no sea ni moral ni religioso? A su vez, The Proposal presenta una forma de arte que, evidentemente, no apela a los anhelos formales y estéticos de muchos en México. Sólo hay que recorrer la historia del arte y ver su transformación, que no es más que un reflejo de la evolución del propio ser humano.

Otro enfoque de la controversia ha sido el alegado valor comercial del anillo. Basta con indagar un poco en el proyecto de Magid para percatarse de que The Proposal es todo menos mercancía. Existe un contrato legal que estipula que la pieza jamás puede ser vendida, por ende, su importancia no es monetaria. Es un ofrecimiento que sólo puede recibir Federica Zanco. Por razones simbólicas, el valor de The Proposal también va más allá de lo económico: un anillo representa un compromiso, en este caso un compromiso con el arte.

Es gracias a The Proposal que llegamos a los archivos de Barragán y al núcleo del proyecto de Magid, que cuestiona cómo se construye, manipula, consulta y posee el legado de un artista. The Proposal también pregunta qué responsabilidades debe tener una institución que se adueña de un legado, no sólo con el artista, sino también con el público. La propuesta de Magid no sólo va dirigida a Zanco para que, literalmente, abra el acervo, sino a cada uno de nosotros para que reflexionemos sobre nuestra manera de relacionarnos con las estructuras de poder. Aunque The Proposal no puede ser vendida, Magid está consciente de que su propia práctica no puede escapar a estas estructuras.

The Proposal no sólo interrumpe, sino que irrumpe. Algunos la perciben como una amenaza que revela una “otredad” que provoca incomodidad e ira. Nos enfrenta con lo que el filósofo Slavoj Žižek describe como “las creencias y las suposiciones negadas de las que ni siquiera somos conscientes y que se adhieren a nosotros”. El proyecto desafía la manera en la que enmarcamos lo que nos rodea y así, inevitablemente, invita a la controversia, que se vuelve una parte importante de la propia obra.

Hay algo vital que se escapa de estos debates. En su discurso, al recibir el Premio Pritzker en 1980, Barragán dijo: “Es alarmante que las publicaciones dedicadas a la arquitectura hayan desaparecido de sus páginas las palabras Belleza, Inspiración, Magia, Hechizo, Encantamiento…”, ¿Acaso el polémico anillo no tiene un toque de cada una de estas palabras tan valoradas por el propio arquitecto? Después de todo, como dice Jill Magid, “…la herramienta más radical del pragmatismo es la poesía”.

 

*Este artículo es una versión de un texto publicado en Artishock: http://artishockrevista.com/2016/12/01/polvo-ceniza-arte/. Se difunde ahora con motivo de la inauguración de Una carta siempre llega a su destino. Los Archivos Barragán en el Museo Universitario Arte Contemporáneo.

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