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Entre el pundonor y la verecundia

Clara Scherer

Clara Scherer

 

Cual conjunto circense, vimos pasar una madrugada a quienes nos (mal) representan. Caminan de puntillas, no quieren provocar el más pequeño ruido, que atruene el sonido del silencio. En ese fúnebre ambiente, ni pensar en cargar una coma para colocarla en su justo lugar. Mucho menos, poner punto final a la humillación de quedar inscrit@s en la historia como meros alcahuetes (sinónimos: celestino, correveidile, encubridor, apañador, cobertero, tapadera). Ni gota de verecundia. Su dignidad hecha tiritas y bolitas de confeti para la chusca parranda con siniestras compañías.

 

  • El pundonor, todito, se lo han quedado y lo han expuesto quienes han defendido y siguen defendiendo la democracia. A pesar de agravios gratuitos, gritos destemplados y burlas de mequetrefes, si hay mexicanas y mexicanos dispuestos a defender el honor de la historia; tienen el coraje requerido para intentar avanzar en acuerdos de civilidad. Lo han hecho con argumentos, pruebas y hasta grabaciones de quienes hoy son vergüenza pública. 

Se está escribiendo una página que, desafortunadamente, no hablará de “héroes”, sino de una tragicomedia de frases huecas, venganzas y “austeridad” que mata. Intentan imitar a destiempo, a un ser de triste memoria, nacido burgués, deseoso de poder, amado por sí mismo e idolatrado por el terror que inspiró. En Informe contra mí mismo, Eliseo Alberto narra la desventura de la población cubana. Y sólo cuenta hasta donde él lo vivió. La agonía cubana sigue en la miseria.

 ¿Por qué desmantelar al INE? Por la rabia de dos pérdidas: el dizque fraude y la marcha. ¿Qué pretenden?, que ningún otro partido gane una elección. Morena, partido único, y sus “líderes” se eternizarán en el poder, con la complicidad del Ejército. Todo ejecutado ante la mirada atónita de quienes pensamos que había algunos diques a las torvas pasiones autoritarias. Los que hay, entre otros especímenes, son traidores que hoy aplauden al caudillo y mañana, según sople el viento, le darán la espalda.

De las mujeres, nada que decir. Cual ánimas en pena, se arrastran hasta su curul y votan como les han ordenado; callan, según ancestral costumbre, y esconden la cara. Sólo una valiente morenista ha votado en contra de la ignominia y ya están procesando su expulsión del “paraíso”. Adela Ramos Juárez, estoica y serena, dijo: “El valor del ser humano está en mantenerse de parte de la justicia, aunque se desplomen los cielos”. Dice Eliseo: “Yo defendí un solo derecho: el derecho a estar equivocado, algo que poco se reconoce y menos por los políticos”. 

La palabra verecundia se define como una turbación del ánimo que suele encender el color del rostro, ocasionada por una falta cometida o por alguna acción deshonrosa y humillante, propia o ajena. También aparece como sinónimo de deshonra, deshonor o como un acto o suceso escandaloso e indignante (“es una vergüenza”). Pundonor, por su parte, amor o respeto que una persona se tiene a sí misma; conjunto de características o condiciones de una persona en las que se fundamenta su honra, honor o reputación. Diputadas, diputados, senadoras, senadores que apoyan el nefasto plan B, ¿a cambio de qué venden su honor?, ¿o sólo es pavor? 

La historia contiene páginas dolorosas de la vida bajo el terror de tiranos. Desde la Francia Republicana, pasando por el espanto Idi Amin Dada, hasta el espeluznante capítulo de los nazis. Y no ha importado si se es plebeyo, burgués, mimado por la riqueza o humillado por la etnia. Quien se cree salvador no escatima esfuerzos para humillar y doblegar a los demás. 

 

  • Los problemas no derivan sólo de las malas decisiones, de la corrupción, la violencia, sino también de la actitud indiferente de medio mundo que considera que no pasa nada si destruyen al INE. Reclamemos, amparémonos y alcemos la voz.

 

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