Dolores indecibles y públicos

El municipio de La Concordia se fundó en 1849. Desde entonces ha vivido colgado de ilusiones, trastadas, traslados y aún no ve cómo hacer para que, al menos, sus habitantes lleguen a viejas y viejos

Asesinaron a Lucero, candidata a la alcaldía de la Concordia, en el estado del que todas y todos sabemos de su incansable afán por mejorar sin resultados: Chiapas. Una vida más a la cuenta de feminicidios, a la de violencia política, a la de violencia a secas. Duele por su juventud, 28 años, por suceder en una frontera que separa dos infiernos. Una esperanza encerrada en su nombre, Lucero.

Asesinaron a Dante Emiliano, de 12 años, en Paraíso, Tabasco. Tan chiquito y con tanto amor a la vida y a pesar de eso, al llegar al hospital, éste, el hospital, se había rendido ante ¿la austeridad? Un pequeño más, a la nada pequeña lista de homicidios de infantes en este sexenio. A la desconocida lista de lo que podría llamarse “muertes por insuficiencia presupuestal”.

  • Lo insólito sucedió donde aquellos deseos comunitarios que bautizaron a sus comunidades se han olvidado, se han trastocado: la Concordia, El Paraíso. El primero, pertenece a la región de la Frailesca (fácil adivinar por qué. Desde el colonial entonces y hasta el aterrador hoy, ahí han vivido cientos de frailes). El segundo, inspirado quizás en la Biblia, es un jardín arreglado, con árboles, flores y animales en libertad. Ahí mismo, la ciudad fundada por los chontales, Potonchan, significa “La región del cielo”. ¿Casualidad? No. Reiteración.

El municipio de La Concordia se fundó en 1849. Desde entonces ha vivido colgado de ilusiones, trastadas, traslados y aún no ve cómo hacer para que, al menos, sus habitantes lleguen a viejas y viejos. Son sólo ocho mil 500 y sus condiciones son de alto grado de vulnerabilidad. En 1974, la liberación de la presa La Angostura obligó a que la población se reubicara en otro lugar. Promesas miles, realidades pocas, tristezas en exceso.

El de Paraíso pertenece a la subregión de la Chontalpa. Ahí viven 25 mil 186 personas, pero a su edénica vida se la ha tragado la voracidad de Dos Bocas. Fundado en 1823 ha disfrutado poco de su paradisiaco lugar. Guerras y batallas comandadas por los llamados pejelagartos de Victorio Victorino, no dejaron rastro de paz. Después, fuerte fue el encontronazo entre Cangrejos vs. Pejelagartos y hasta los malos humores de Huerta y luego, los de De la Huerta, los pusieron a temblar.

Desde hace más de tres años, la población de estas regiones vive en la zozobra. El gobierno federal y los estatales mandan de cuando en nunca, patrullajes que a nadie asustan. La gente de La Concordia ha preferido huir y las que han quedado están aterrorizadas. En Paraíso, según la autoridad, no hay más que una pandilla de ladrones, pero al día siguiente del asesinato, aparecieron tres personas muertas y un letrero: Con los niños, no. ¿Huellas de algún cártel?

La Concordia como deseo, implica armonía, unión, acuerdo, consenso, paz, avenencia, reciprocidad, compañerismo, cordialidad, camaradería, amistad, hermandad. ¿Quién, en su sano juicio, es decir, con salud mental, no desea que la concordia sea nuestra próxima consigna? Eso sería el Paraíso.

Xóchitl: “Para dar, no para recibir. Para compartir, no para arrebatar. Para servir, no para servirnos. Para escuchar, no para insultar. Para respetar, no para humillar. Para unir, no para dividir”. Antes que algún partido, está nuestro México

(https://www.milenio.com/opinion/hector-aguilar-camin/dia-con-dia/ayer-en...).

  • No queremos un segundo piso a este horror. Más de un millón de personas no debieron morir en estos seis años. El intenso dolor de tantos mexicanos debe ser motivación suficiente para reclamar que la justicia actúe.

Ni una más ni uno menos. Votemos por la vida, por la verdad y por la libertad y empecemos la ardua tarea de reconstruir nuestra democracia, nuestro sistema de justicia. Reforcemos nuestras instituciones, el INE y el Inai como prioridades.

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