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Desigualdades sociales en México, 2018

Clara Scherer

Clara Scherer

Sobre las personas nacidas en pobreza: “La situación es más grave para las mujeres. Ellas son más propensas a descender en la escala socioeconómica si parten de una posición privilegiada, y las que nacen en hogares con pobreza tienen mayor probabilidad de mantenerse en condiciones de marginación en su vida adulta. En México, sobre todo por la baja tasa de participación laboral femenina, las mujeres dependen en gran medida del ingreso de su pareja o familiares. Además, por la brecha salarial, aquellas que trabajan reciben en promedio menores ingresos que los hombres”.

Afirman que el trabajo digno no es para todas las personas (y ¡menos para las mujeres!). “En México, desde 2000, las oportunidades para acceder a empleos de calidad han disminuido. La precariedad laboral se revela en tres datos contundentes: la proporción de trabajadores subordinados que ganan menos de un salario mínimo ha aumentado en más de 50%, la fracción con seguridad social no ha crecido y la de quienes trabajan sin contrato ha disminuido marginalmente”.

También confirman que “una mujer suele tener menos oportunidades de ascender en la escala social y es más vulnerable a riesgos de diversa índole que un hombre con las mismas condiciones. Las expectativas sociales sobre las ocupaciones consideradas femeninas y masculinas son un obstáculo para que las mujeres adquieran educación pertinente, que les permita insertarse en el mercado laboral en condiciones dignas. Una quinta parte de las mexicanas con estudios universitarios, más de un millón, no tiene una ocupación remunerada y se dedica principalmente a trabajos de cuidado. La vulnerabilidad asociada al cambio climático afectará a las mujeres de manera desproporcionada, por ejemplo, en cuanto a la pérdida de tierras y propiedades; en particular en los lugares donde las mujeres tienen restricciones en derechos de propiedad o dependen de los bienes comunitarios. En suma, con independencia de las características de origen de la persona, su talento o esfuerzo, el informe revela que las mujeres en México experimentan oportunidades desiguales en cuanto a educación superior, salario y trabajo dignos; además, las mujeres se ocupan de la mayor parte de los trabajos de cuidado no remunerado”.

“La conclusión es preocupante, 20% de las mexicanas adultas que fueron a la universidad no utiliza sus conocimientos en algún trabajo remunerado. Si dedicarse a las labores del hogar fuera una elección libre, un número equivalente de varones con educación universitaria se ocuparía sólo de labores domésticas, pero la proporción es de 0.2%. Se trata de un gran potencial desperdiciado que constituye parte del llamado “bono de género” (Animal político).

Y para colmo, ninguna de las ofertas de los candidatos a la Presidencia de la República hace referencia a esta enorme problemática nacional. “Las propuestas de política para atender las desigualdades no están articuladas ni atienden las diversas dimensiones de la desigualdad o sus interacciones, y lamentablemente no se presentan con el detalle necesario para evaluar su pertinencia y factibilidad, independientemente del partido o la coalición”.

Grave, muy grave, pues no se atiende, como afirma el Ceameg, que “la igualdad y la no discriminación entre los seres humanos son principios pilares en la construcción de las sociedades modernas. Pese a estar plenamente reconocidos en una gran cantidad de instrumentos jurídicos internacionales y nacionales, distan mucho de convertirse en una realidad y una obligación de observancia para el Estado mexicano”.

 

Licenciada en pedagogía y especialista en estudios de género

clarasch18@hotmail.com

 

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