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Pacificar al país

Citlalli Hernández

Citlalli Hernández

Nuevas narrativas

En estos días, el tema de seguridad ha ocupado la atención de la opinión pública en nuestro país. Como muchos de los debates en estos tiempos se coloca sin matices: la derecha argumenta que se está militarizando el país y sostiene una serie de falacias producto de su estrategia mediática de ganar adeptos generando miedo sobre el actual gobierno.

Vale la pena ofrecer un poco más de elementos y contexto a la ciudadanía sobre lo que se ha aprobado en estos días en las Cámaras y provocar reflexiones más profundas, es decir, ¿podríamos hablar hoy de la violencia y la seguridad en el país sin considerar que en el sexenio de Felipe Calderón se tomó la decisión de sacar a los militares de sus cuarteles, violar la Constitución y darles tareas de seguridad pública?

Genaro García Luna, quien debía cuidarnos a las y los mexicanos, no sólo no lo hizo, sino que, además, como ha ido saliendo a la luz, su actuar como secretario de Seguridad Pública consistía en pactar, ceder territorio, hacer negocios y empoderar a los cárteles en México. Frente a esta política de guerra, declarada así por el propio Calderón, que costó miles de desaparecidos, falsos positivos, inocentes en las cárceles y asesinados en los panteones, así como una gran cantidad de violaciones de derechos humanos en manos de elementos de diversas Fuerzas Armadas, hubo miles de personas que, activamente, nos opusimos y nos manifestamos en contra.

La situación no cambió en el sexenio de Peña Nieto y con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia, se planteó un cambio en la política de seguridad con la promesa de “regresar al Ejército a sus cuarteles”, con el objetivo de pacificar el país, combatir las desigualdades y quitarle base social al crimen organizado –fundamentalmente, jóvenes sin oportunidades–.

No se podrá escatimar que en los 4 años de gobierno de López Obrador el respeto a los derechos humanos ha sido un sello, no se reprime ni se utiliza el poder del Estado para violentar a ningún opositor, además de la aplicación de las recomendaciones de derechos humanos y la búsqueda de la verdad en casos como el de Ayotzinapa, hablan de una voluntad distinta para tratar de sanar algunas de las heridas abiertas del país.

He sostenido en estos días que el Presidente tomó las riendas del país y encontró la situación de seguridad mucho más compleja de lo que imaginábamos cuando fuimos oposición. Planteó, entonces, la creación de una nueva figura policiaca que atendiera temas de seguridad pública con un nuevo marco jurídico y normativo que, de entrada, planteara una alternativa frente a la corrupción policiaca e ilegalidad de tener al Ejército en funciones ajenas a las constitucionalmente planteadas. 

Y es así como, al inicio de este sexenio, aprobada por todas las fuerzas políticas, planteamos conformar  a la Guardia Nacional con elementos provenientes del Ejército, la Marina, la extinta Policía Federal y civiles, con un transitorio que le daba vigencia para que esa integración mixta tuviera tiempo para consolidarse –hasta 2023 y ahora por aprobarse en el Senado, hasta 2028–.

¿Podemos negar que hay voces legítimas que señalan y alertan de riesgos por seguir haciendo uso de algunos elementos de las Fuerzas Armadas frente a los acontecimientos históricos? Claro que no, y no sólo no hay que negarlas, sino, además escucharlas y tenerlas presentes, generar mecanismos que garanticen el no abuso de la fuerza.

Sin embargo, me parece que consolidar una policía nacional como la Guardia Nacional es urgente y necesario, así como exigirle a estados y municipios que hagan su parte para alcanzar el objetivo de pacificar este país. ¿Será pronto? Me parece que afirmarlo, sería engañarnos, como afirmar que las violaciones a derechos humanos son resultado del origen militar de un elemento y no de las órdenes que han dado civiles.

Sigamos pendientes de uno de los grandes temas que aquejan a nuestro país y no demos paso a la mezquindad por las posturas inamovibles de quienes dicen “no” a cualquier cosa proveniente de la Cuarta Transformación.

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