La Ciudad, el horizonte de la transformación

Hace cuatro años la Ciudad de México volvió a ser el espacio de derechos y libertades que hemos disfrutado. Hemos visto expresados los cinco elementos que irán caracterizando a los gobiernos del movimiento de transformación: honestidad, austeridad, visión social, ...

Hace cuatro años la Ciudad de México volvió a ser el espacio de derechos y libertades que hemos disfrutado. Hemos visto expresados los cinco elementos que irán caracterizando a los gobiernos del movimiento de transformación: honestidad, austeridad, visión social, innovación y eficacia.

El trabajo que ha hecho Claudia Sheinbaum ha significado un cambio en la tendencia que lamentablemente llevaba nuestra capital con el gobierno de Mancera y recupera la ruta de la Ciudad de la Esperanza que inició desde la primera vez que hubo elecciones en el entonces Distrito Federal, cuando la ciudadanía votó por Cuauhtémoc Cárdenas y luego, por Andrés Manuel López Obrador.

No creo exagerar ni fallar a la verdad si afirmo que en la Ciudad de México se ha materializado el mayor proyecto político de izquierda del país. En un país gobernado décadas por el mismo proyecto neoliberal y su réplica en 31 entidades, no hay ni un ejemplo de gobierno que represente —positivamente— el proyecto político de la derecha.

Estamos presenciando el fin de 90 años de gobiernos priistas en algunas entidades y si nos preguntáramos cuál ha sido el legado político de haber gobernar tanto tiempo, no encontraríamos proyectos de gobierno ni políticas públicas ejemplares. En los proyectos políticos de derecha, lo que encontramos es la máxima expresión de la política tradicional, corrupta, delincuencial y de privilegio.

Su “legado” es una forma de ejercer el poder a la mala, la mejor vía para hacer negocio a través del servicio público y preservar mucho tiempo el gobierno sin gobernar; la constitución de mafias políticas a través de socios, amigos o familiares; el fortalecimiento de cacicazgos que ejercen miedo y controlan todo, incluidos los Poderes Legislativo y Judicial, y el electoral estatal, construyendo un “poderío” que pisotea opositores y gana elecciones de manera clientelar.

Con ello, hartazgo social, resignación a que las cosas no cambien, la peligrosa conclusión de que “todos son iguales” y la dolorosa falacia de que “así es la política”, pero también la esperanzadora resistencia de pensar y actuar para lograr un cambio.

En contraste con las décadas de gobiernos prianistas, está el proyecto de ciudad que ha ido construyendo la izquierda en sus diversas expresiones, que hoy representa la primera jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Los resultados están a la vista. Hay una inversión presente al futuro: todos los niños y adolescentes que estudian en escuela pública reciben un vale para útiles escolares y uniformes; la jefa de Gobierno busca convertir en derecho universal uno de sus programas insignias: estudiantes de preescolar a secundaria reciben una beca como primer impulso para empezar la vida de estudiantes.

Si agregamos la beca que por derecho recibe cada estudiante de preparatoria en el país, podríamos afirmar que la ciudad es la única entidad donde la niñez, la juventud y sus familias cuentan con cobertura para no dejar la escuela por motivos económicos. Se han remodelado 80% de las estancias infantiles, invertido 2,455 millones de pesos para reconstruir escuelas y se crearon dos universidades públicas.

Además de los resultados en materia de seguridad, combate y prevención de la violencia hacia las mujeres, movilidad (cablebús, tren elevado, inversión histórica en el Metro, nuevas líneas de Metrobús, transporte eléctrico, ciclovías, etc.), están los proyectos de innovación (plantas de reciclaje, generación de biodiesel con aceite de cocina usado, la agencia digital) y las acciones para el cuidado del medio ambiente (34 millones de árboles sembrados, cosecha de agua de lluvia en 40 mil viviendas y la planta solar en techos de la central de abasto).

La izquierda no sólo tiene proyecto, sabe gobernar y lo hace muy bien. Cuando digan que queremos llevar al país al desastre, voltee a ver el proyecto obradorista más consolidado, donde la ciudadanía nos ha dado oportunidad de gobernar más de una vez y encontrará la Ciudad de México.

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