Falsos demócratas
Jamás pensamos que se quitarían la máscara de esta manera y, por el bien del país, no deberíamos permitir que se nos olvide. Me refiero a la nueva esquizofrenia del sector conservador, pues resulta que políticos del viejo régimen, personas que se dicen ...
Jamás pensamos que se quitarían la máscara de esta manera y, por el bien del país, no deberíamos permitir que se nos olvide.
Me refiero a la nueva esquizofrenia del sector conservador, pues resulta que políticos del viejo régimen, personas que se dicen empresarias, pero en realidad hicieron negocios por ser amigos de los políticos en turno —o sea, traficantes de influencias—, comunicadores mercenarios que ganan millones de pesos por callar o por mentir y hasta “respetables” académicos y artistas beneficiados de la política del saqueo y el amiguísimo político han hecho un llamado a no participar en el primer ejercicio de revocación de mandato de un Presidente de la República.
Las mismas voces que dicen que el Presidente es autoritario y que la democracia está en riesgo con la Cuarta Transformación, ahora piden hacer vacío en este proceso democrático, donde el pueblo de México puede decidir si quiere que Andrés Manuel López Obrador sea revocado o continúe.
Las mismas vestiduras desgarradas que advierten que el Instituto Nacional Electoral (INE) está en peligro ahora se desgarran diciendo que este proceso es una farsa y un capricho del Presidente, pese a que en una de sus fases hubo ciudadanos organizados en asociaciones que fueron promoventes de recolectar firmas solicitándole a la autoridad electoral que la realizara.
El INE revisó cada firma, invalidó las que no cubrían los requisitos y al final determinó que con 11 millones de mexicanas y mexicanos se había cumplido —y de más— el requisito mínimo que la ley pide para realizar dicho ejercicio (pedía 3 millones).
Un sector de la ciudadanía aprovechó la voluntad del Presidente de someterse a evaluación para que se genere un precedente y se realice por primera vez este ejercicio, y también otro sector aprovechó para manifestar su rechazo.
Pero, a ver, ¿a qué demócrata podría molestarle que se realice un ejercicio de evaluación de un gobernante? ¿A qué demócrata podría parecerle una farsa un proceso que siguió su ruta legal y constitucional? ¿Qué tan falso demócrata debe ser alguien para invisibilizar la voluntad de 11 millones de personas y adjudicarle este proceso a una sola? O, para decirlo claro y desnudar la hipocresía: quienes están llamando a no participar, ¿llamarían a no ejercer un derecho ciudadano de revocar el mandato a un gobierno si la popularidad de López Obrador no fuera de 67%?
Entonces, diría mi adorada madre, ¿somos o no somos? Se han quitado la máscara quienes en nombre de la democracia han propagandizado sus posturas más retrógradas y autoritarias; están en la encrucijada de seguir descarándose o seguir fingiendo. Ahora es más evidente: creen en la democracia a modo, no les interesa que la ciudadanía participe en la toma de decisiones.
Esas personas de la élite que gozaban de la corrupción y los privilegios no quieren que la ciudadanía participe este domingo 10 de abril, sencillamente porque quieren volver a un México donde la “chusma” no opine, donde el pueblo en su máxima expresión no esté en la toma de decisiones, donde los sectores marginados sólo existan en el discurso, pero no en la atención del gobierno, donde la ciudadanía se aleje de la cosa pública asumiendo que todos son iguales, donde mexicanas y mexicanos no sepan que tienen el poder y el derecho de ser consultados y de revocarle el mandato a un mal gobernante.
Los falsos demócratas tienen miedo de que el poder lo tenga el pueblo, de que si un día vuelven al gobierno el pueblo ya no sea el mismo y los pueda botar. Es como si en cada acto contra el cambio nos dijeran “por favor, no mueva nada, déjelo como estaba y, de paso, no me agite al pueblo, no le dé derechos ni dignidad, ni mucho menos le permita ver su poder, porque cuando vuelva quiero todo en calma”. Pero la democracia participativa avanza es una realidad, y aunque los confundidos salgan a marchar para decir que no quieren consultas populares, toca que se vayan acostumbrando, es la hora del pueblo.
