Leer y seguir leyendo

Mi última –o penúltima– lectura de este año ha resultado  una sorpresa fascinante. Se trata de La Nieta, del alemán Bernhard Schlink. La trama se desarrolla básicamente en la zonas que anteriormente pertenecían a la antigua República Democrática Alemana, RDA, y aquí hay un elemento personal que se sumó a mi interés por la novela: mi hija y su familia  viven en Turingia, antiguamente parte de la RDA, y en cada elección  que aumenta el caudal de votos en ese Land para Alternativa para Alemania, AfD, el partido de ultraderecha, me angustio y me hago más y más preguntas. ¿Por qué, si Alemania se ha esforzado tanto en una educación contra los excesos del nacionalismo, si todo joven alemán ha visitado por lo menos una vez un campo de concentración, por qué sigue creciendo el negacionismo del Holocausto?  ¿Qué se pudo hacer diferente?

No recordaba que ya conocía a Schlink, había leído El lector y visto la película basada en ese libro. Me sumergí en la nueva novela creyendo que sólo sería una trama: había olvidado las vueltas de tuerca de las historias del autor alemán. Un romance entre un berlinés occidental, Kasper, y una joven de Berlín Oriental, Birgit, con fuga espectacular de esta última para lograr un matrimonio amoroso y duradero. En pocas palabras, el amor vence al ogro comunista y yo me acordé del guapísimo Peter, también fugado de la RDA, que llegó a vivir a mi colonia en el sur de la Ciudad de México. A los doce años, yo estaba en la fase oruga de la pubertad y no tuve el menor éxito con el larguirucho Peter (que se pronuncia Peter, no Piter). Pero faltaba la mitad de la novela. Birgit, la del romance a través del Muro de Berlín, tenía en la actualidad un problema de alcoholismo ¿pero quién no lo tendría, después de que te fugas de tu país y éste desaparece poco después?

No les voy a echar a perder la lectura detallando la trama, pero sí les digo que la nieta del título es una joven negacionista del holocausto, su héroe es Rudolf Hess y su heroína es la malvada guardiana de Ravensbrück, Irma Gese, el campo de concentración para mujeres, condenada a la horca en 1945. La chica tiene estos peculiares gustos porque sus padres creen fervientemente que todo eso de la Shoah es un invento para desprestigiar a Alemania y que Adolfo Hitler anhelaba la paz .Total que —a diferencia de Carlos Bravo Regidor con su Mar de Dudas— Schlink me llevó placenteramente a uno de los temas más apasionantes: qué hace que algunos o muchos nieguen la realidad del fascismo y el nazismo, así como los terraplanistas niegan que nuestro planeta sea redondo. Y digo que me llevó placenteramente porque Sigrun, la nieta ultraderechista, era inteligente y aguda, y la trama imaginada por Schlink, apasionante.

Y, en cambio, el magnífico libro de Carlos Bravo Regidor, Mar de Dudas, nos hace trabajar. No es una novela, sino una serie de entrevistas, casi ensayos, a especialistas en temas fundamentales para entender la metamorfosis que está sufriendo nuestro mundo. También es una lectura placentera, pero es el placer del hallazgo, de la curiosidad aumentada, el placer culpable de también haber leído a Nadia Urbinati en su icónico ensayo sobre el populismo Yo, el pueblo,  y no haber captado lo que vio nuestro CBR. “La pregunta, para mí, dice Urbinati, es cómo es posible que en la democracia anide y se nutra el populismo pero sin destruirla y secuestrarla por completo”. Y tan no la destruye por completo, por ejemplo en el caso mexicano, que varios miles de nosotros andamos construyendo un nuevo partido político, SomosMéxico. Es el placer del flash que ilumina el cerebro, pero que exige más trabajo, más lecturas.

Y, sobre todo, leer mejor. Más concentración, menos ruido digital, menos interrupciones, más deseos apasionados por entender lo que sucede que sólo pueden provenir de —cómo a los veinte años— la insatisfacción con el presente y el optimismo de que es posible cambiarlo para mejor. Una recorre las 14 entrevistas del libro de Bravo Regidor, re-conociendo a autores favoritos de antaño y agregando a nuevos. Imperdible.

Se habrá dado cuenta, querido lector, que sigo, terca, convencida de que Otro Mundo es Posible, a pesar de que el actual gobierno nos quiere convencer que son la única alternativa. Una variedad del pensamiento único y del Ogro del Bienestar. Y soy optimista porque durante todo 2025 muchos de nosotros recorrimos el país y palpamos la insatisfacción con el estado de cosas actual y, sobre todo, la aspiración de miles para que sus hijos e hijas, las nuevas generaciones, tengan más oportunidades, empleos bien remunerados, que les hagan crecer y el florecimiento de la ciencia y la innovación en un ambiente de libertad. Vivir en un México que sea motivo de orgullo y no de vergüenza por la violencia y la corrupción rampantes. Un México de todas y todas, aunque pensemos diferente. Les deseo un mejor 2026 y les agradezco de todo corazón su lectura generosa.

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