La necesidad de la atención primaria en salud
Carolina Gómez Vinales
El país reportó tasas de mortalidad a 30 días de la admisión por accidente cerebrovascular isquémico más elevadas que ningún otro país de la OCDE: 19.2 muertes por cada 100 admisiones hospitalarias (el promedio de la OCDE fue de 8.2 en 2015). La mala alimentación y sus consecuencias para la salud son, entre otras, las causas de la obesidad y la diabetes. De hecho, México tiene el número más alto de admisiones hospitalarias por diabetes de los países de la OCDE (292 por cada 100,000 habitantes).
Coincido con algunas voces en que debemos fortalecer el primer nivel de atención médica y poner énfasis en las campañas preventivas que informen a las generaciones más jóvenes de cómo cuidar su salud personal. En las clínicas de primer nivel se pueden realizar diagnósticos oportunos de las necesidades de salud más frecuentes, con énfasis en la promoción de la salud, prevención de los riesgos y fomentando la participación ciudadana.
Del total de unidades de salud que existen en el sector público, más de 90% corresponde a unidades de atención de primer nivel. Este dato refleja la importancia relativa que tiene este nivel de atención en el cuidado y la mejora de la salud de la población mexicana. Particularmente porque muchas de ellas están ubicadas en zonas de alta marginación en las que la existencia de estos centros de atención representa la única alternativa para hacer frente a los problemas de salud que aquejan a la población de escasos recursos en México.
Los servicios de atención primaria representan, entre otras cosas, la cara más visible del sistema de salud. Anualmente se realizan más de 80 millones de consultas, cifra que da una clara idea del volumen de demanda a la que dan respuesta los servicios ambulatorios. Como consecuencia de su cercanía con la población, es fundamental asegurarse de que los servicios de atención primaria respondan adecuadamente a las necesidades y expectativas de sus usuarios.
La transición demográfica y epidemiológica ha colocado a los servicios de salud en una situación muy particular, en la cual, sin haber eliminado completamente las viejas causas de demanda de atención —la atención prenatal, las enfermedades infecciosas— deben enfrentarse ahora un gran número de usuarios con patologías crónicas como la diabetes o la hipertensión. Sin embargo, el cambio en el perfil de usuarios no se ha acompañado de un cambio a la misma velocidad en la organización de los servicios.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) llevó a cabo en 1978 una reunión en la ciudad de Alma Ata para generar un consenso internacional sobre la importancia de rediseñar los sistemas de salud a fin de alcanzar la “Salud para Todos” en el año 2000. La definición consensuada al final de esta conferencia describía la atención primaria como aquella “basada en métodos y tecnologías prácticos, científicamente fundados y socialmente aceptables, puesta al alcance de todos los individuos y familias de la comunidad mediante su plena participación y a un costo que la comunidad y el país puedan soportar. La atención primaria… representa el primer nivel de contacto de los individuos, la familia y la comunidad con el sistema nacional de salud, llevando lo más cerca posible la atención de salud al lugar donde residen y trabajan las personas, y constituye el primer elemento de un proceso permanente de asistencia sanitaria”.
Después de leer una definición de esta magnitud, queda claro que en nuestro país se requiere transitar hacia un modelo de atención más resolutivo, con mayor capacidad de respuesta a las demandas de los ciudadanos y con un papel menos reactivo y más proactivo en la promoción de la salud. La mayor parte de los padecimientos altamente prevalentes en México y muchas de las causas de su atención pueden atenderse en el primer nivel de atención o al menos se le puede brindar al paciente un seguimiento puntual en ese nivel. Y a pesar de ello, un buen porcentaje de usuarios no acude a los servicios de atención primaria porque considera que ahí no se le brindará la atención adecuada, o bien porque no le surten la receta completa, o de plano por descuido de su parte hasta que es imprescindible referirlo a un segundo nivel de atención o a los servicios de urgencias.
Existe evidencia de que los elementos organizacionales como los horarios de atención y el trato del personal administrativo impacta de manera negativa en la satisfacción de los usuarios de los servicios de salud, por lo que cualquier inversión que se haga sin duda mejorará la calidad de los servicios públicos de salud. El primer nivel es, ante todo, para fomentar la prevención y la promoción de la salud.
Maestra en Salud Pública
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