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Los otros datos

Carlos Ornelas

Carlos Ornelas

           Nada más en educación media, de 14%
                de abandono, de deserción, a siete
.

           Andrés Manuel López Obrador, 19 de marzo de 2024.

 

En este mundo traidor / nada es verdad ni es mentira / todo es según el color / del cristal con que se mira, escribió Ramón de Campoamor. Estoy convencido de que el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene un cristal color de rosa cuando se mira él mismo o a las obras de su gobierno, y otro morado para ver a quienes considera sus adversarios.

En la mañanera del 19 respondió a una pregunta que el auditorio no escuchó. Lo hizo para echarse flores y hablar de lo maravilloso que se lleva con los maestros, a quienes agradeció que se hayan portado bien. Claro, también habló de becas y de los grandes beneficios que su gobierno les ha llevado. Y aprovechó el viaje para aventarse —de nuevo— contra Claudio X. González (que, a juzgar por los dichos del Presidente, es más poderoso que Superman, controla todo y convence a todos).

No obstante, en su hablar se le barre la realidad o la ve con un cristal a modo. Sí, leer estadísticas es aburrido y, a veces, difícil de entender lo que las cifras quieren decir. Pero, en el caso del epígrafe de este artículo, el presidente contradice los números que proporciona la Secretaría de Educación Pública.

En su informe, Principales cifras del sistema educativo nacional: 2022-2023, la SEP indica que el abandono escolar en el nivel medio fue de 11.6 en 2021 y de 8.7 en el ciclo pasado. Algo muy superior a lo que dijo el presidente. Aunque, hay que reconocerlo, sí ha disminuido y sí, algo tienen que ver las becas.

Sin embargo, donde no se midió fue cuando dijo que los maestros no hacen huelgas. Perdón por la cita extensa, también de la mañanera del 19 de marzo: “El caso de la educación ya no ha habido paros, los maestros no han dejado de dar clases. Se los tengo que agradecer mucho, han actuado con mucha responsabilidad porque, independientemente de que se mejoraron las condiciones salariales, lo único o lo que más ayudó fue tratarlos como se merecen, con respeto, porque los habían ofendido mucho…”. Y después se fue contra Claudio X.

Lo de la mejora de las condiciones salariales es relativo; cientos de miles de maestros siguen en la espera de su primer pago de 16 mil pesos por mes. Si bien ya no hay grandes movilizaciones ni huelgas de semanas, a cada rato hay paros de docentes, ya por falta de pagos, ya por retrasos en la basificación (el privilegio que el Presidente denomina tratarlos con respeto), ya por motivaciones políticas, como es el caso de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.

En una entrevista con Primeralínea, el sociólogo y analista de la política en Oaxaca, Samael Hernández Ruiz, declaró: “Ante el reinicio de las mesas de negociación con el gobierno federal, la Sección 22 realizó más de una veintena de bloqueos en Oaxaca el 20 y 26 de febrero pasados… En marzo ha llevado a cabo movilizaciones el día ocho, en el marco del Día Internacional de la Mujer, pero también el 18 y el 21, sin contar la movilización de los normalistas y el sector homologados”. Y, por supuesto, los docentes que bloquean carreteras y toman casetas de peaje y hacen plantones frente a edificios públicos suspenden las clases. Pero el Presidente no los registra.

La Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación, que, se supone, tiene ciertos grados de autonomía, no da a conocer dos documentos que revelan las carencias de infraestructura y la falta de equipamiento de los planteles públicos de educación básica y media superior del país. La Mejoredu frenó, desde diciembre pasado, la difusión de esos informes para no incomodar a la SEP. La nota en El Universal en línea (22 de marzo).

Algo anda mal en este país. El Presidente desestima los grados de violencia, desaparece a los desaparecidos y apunta —hasta con el pecho enhiesto— que en salud y educación estamos requetebién. Y tal vez mucha gente lo crea, algunos por convencimiento; otros, por conveniencia; otros más, por costumbre, pero le creen. Eso es preocupante: vía la propaganda, el gobierno de la Cuatroté quiere imponer una sola visión del país, todo es color de rosa.

Ya no hay cristales trasparentes.

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