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Reto: reinventarnos en casa

Armando Salinas Torre

Armando Salinas Torre

La adaptación y superación del ser humano a las circunstancias es la lección de hoy. Cada uno de nostoros, en todo el mundo, está enfrentando una coyuntura dramática e inédita, pero no ha sido la peor en la historia de la humanidad.

Historiadores, como Yuval Noah Harari (https://bit.ly/35xKva2), nos enseñan a tener una perspectiva con un horizonte histórico mayor. Por ejemplo, que estamos mejor preparados que en el siglo XIV, cuando la humanidad padeció la peste. Entonces las personas morían como moscas y nadie sabía por qué ni qué se podía hacer contra ella, la ignorancia al respecto era lo peor. La peste negra mató a millones de personas entre 1347 y 1353.

Por otro lado, hace un par de meses, también el microbiólogo Ignacio López-Goñi publicó un artículo (https://bbc.in/35zqnnX) con 10 buenas noticias sobre la pandemia. Entre ellas: que después que se tuvo conocimiento de la enfermedad de la neumonía severa, 31 de diciembre 2019, para el 7 de enero de 2020 ya se había identificado el virus, el genoma estuvo disponible desde el 10 de enero y ya sabemos que se trata de un nuevo coronavirus, de la misma familia del SARS, al que se le denominó COVID-19.

Otra gran noticia es que la humanidad sabe cómo localizarlo, pues desde el 13 de enero está disponible, para todo el mundo, una prueba para detectar el virus. En los últimos meses dicha prueba se ha perfeccionado.

Sabemos que el virus se inactiva fácilmente mediante soluciones con alcohol, agua oxigenada al 0.5% o lejía al 0.1% en sólo un minuto. Pero, sobre todo, que el lavado de manos frecuente con agua y jabón es la manera más eficaz para evitar el contagio, además de evitar tocarse los ojos, nariz y boca con las manos.

Sin lugar a dudas, tenemos un contexto de cierta histeria colectiva generada, en gran medida por la desinformación, por noticias alarmistas o falsas, por la falta de coordinación entre las autoridades a nivel regional e internacional y, sobre todo, por de la incredulidad de la sociedad para enfrentar con seriedad y responsabilidad esta enfermedad. Al respecto, la humanidad necesita emplear todos los recursos positivos que ha logrado conseguir a través de miles de años, principalmente la prudencia, que significa emplear la razón. Actuar racionalmente en todos los ámbitos, partiendo de informarse adecuadamente y evitar caer en falsas creencias para resolver el problema.

Por el momento, si seguimos estrictamente las medidas de prevención que se han emitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) evitaremos propagar el contagio y lograremos que los sistemas de salud de todos los países puedan dirigir sus recursos a quienes, lamentablemente, se han puesto en riesgo por funciones ineludibles.

Para quienes no es indispensable que se pongan en riesgo saliendo de sus hogares, su contribución a atender el problema es evitando salir o siguiendo estrictamente las medidas higiénicas y de salud y evitar la convivencia social con terceras personas o siguiendo las medidas de seguridad de sana distancia, cubrebocas y protección de ojos.

Pero lo más importante es la transformación mental de cada una de las personas en el mundo. La sicología y los estudios del cerebro humano han demostrado que, en la medida en que generemos pensamientos positivos y alimentemos informadamente nuestro cerebro con conocimientos científicos, generaremos confianza, seguridad y certidumbre de nuestras acciones.

Estamos en un momento de introspección para valorar las cosas esenciales más importantes de la vida. Debemos alimentar sanamente nuestro cerebro (leer las grandes obras de la literatura universal), nuestro cuerpo (alimentarse sanamente), hacer ejercicio físico adecuado a su condición física, generar las mejores prácticas sociales de convivencia con nuestras familias y virtualmente con nuestros vecinos, amistades y colaboradores.

La humanidad ha sobrevivido por su capacidad de adaptabilidad a las circunstancias, comenzando por la transformación de uno mismo.

El reto es reinventarnos cultural, anímica, física y socialmente desde nuestros hogares, participando de forma segura, desde nuestros espacios para ser solidarios con el resto de la sociedad menos favorecida, continuar la participación democrática exigiendo al Estado y haciendo valer nuestros derechos y libertades. Cumplamos el reto.

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