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Responsabilidad del Estado

Armando Salinas Torre

Armando Salinas Torre

                En memoria de Juan de Dios Castro Lozano,
                quien falleció por covid.

 

Ante la irresponsabilidad social, el Estado sigue sin entender que debe imponer medidas que garanticen la salud pública. A pesar de los llamados y convocatorias para que la sociedad siga las medidas preventivas de contagio, estamos padeciendo la irresponsabilidad de millones de persona que no las siguen.

Nos referimos a las personas que salen de sus casas por placer, con finalidades de esparcimiento, que saturan los transportes, plazas comerciales y espacios públicos, realizan fiestas y convivios. Y ya no hablemos del uso adecuado de los cubrebocas ni de respetar la sana distancia, la higiene constante de las manos o evitan tocarse la cara. Esta irresponsabilidad social incrementa en forma exponencial el riesgo de contagio para millones de personas que en verdad tienen que salir de sus domicilios por la necesidad de trabajar o para adquirir los bienes de consumo indispensable.

Esa irresponsabilidad también del Estado para imponer medidas adecuadas para disminuir los contagios está generando condiciones para el alarmante incremento de personas hospitalizadas, lo cual, lamentablemente, está agotando al personal e instituciones médicas.

Cotidianamente, se ha informado de la disponibilidad de camas como uno de los indicadores para implementar mayores medidas de contención de contagios, sin embargo, ni la sociedad ni el Estado están tomando en consideración el agotamiento del personal capacitado para la atención adecuada de los pacientes ni la disponibilidad de medicamentos e insumos necesarios como tanques de oxígeno, entre muchas otras necesidades para atender esta situación. Lamentablemente, aún luce por su ausencia la falta de coordinación y colaboración de los principales líderes políticos y sociales de nuestro país para enfocar el mensaje en la atención del principal problema nacional.

En lugar de eso, se hace la propuesta de iniciativas como la prohibición de la subcontratación y reformas a las afores o la Ley del Banco de México, lo cual distrae y evita la fuerza de lo que debiera ser el principal mensaje hoy en nuestro país.

Desde hace meses hemos mencionado que hace falta que todos los líderes, al menos al aparecer en los medios de comunicación, usen el cubrebocas adecuadamente, incluso cuando se lo quitan, ya que la sociedad en general hace lo mismo que observa, y hace falta que insistan en el llamado a quedarse en casa y no realizar ni acudir a reuniones.

Si el Presidente de la República o los principales líderes deportivos o sociales no usan los cubrebocas, o no lo hacen adecuadamente; ni se quedan en sus domicilios ni procuran realizar sus actividades por los medios remotos, evidentemente, no ayuda para que muchas personas lo hagan.

Advertimos los esfuerzos aislados de ciertos gobiernos locales para intentar disminuir los contagios, sin embargo, se disminuye su eficacia en la medida en que no se realizan de manera coordinada ni con toda la fuerza que podría realizarse por todos los órganos de gobierno, de todos los niveles y de todas las organizaciones políticas y sociales.

Lamentablemente, para dicha coordinación general se requiere humildad y sencillez en, primero, quienes tienen la responsabilidad a su cargo, pues son ellos quienes deben hacer uso de su capital político.

Hace mucho tiempo no se observa un mensaje unificado, constante y reiterado como prioridad nacional del Jefe de Estado, de las y los gobernadores, del presidente de la Suprema Corte, del Congreso de la Unión, de todos los líderes partidistas, políticos, empresariales, deportivos y sociales para que los mexicanos se queden en sus hogares, usen adecuadamente el cubrebocas, guarden la sana distancia, no se toquen la cara, se laven y usen gel antibacterial para lavarse o desinfectarse las manos.

Hace falta generar diferentes apoyos fiscales y financieros para las pequeñas y medianas empresas con la finalidad de mitigar los efectos de la pandemia. Es necesario favorecer el comercio electrónico o de servicio a domilicilio y que las personas que cumplan con ese servicio tengan la posibilidad de salir de sus casas en forma segura y, en su caso, cuenten una atención médica adecuada.

Cualquier cálculo político electoral de la situación sin mitigar el costo humano que está pagando la sociedad a nivel nacional hace profundamente lamentable y degrada la política.

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