El legado de López Obrador
Muchos jóvenes en edades productivas padecen deficiencias elementales en ortografía, redacción, lectura de comprensión y matemáticas; ahora, la niñez y la juventud postpandemia tiene un futuro desolador con un modelo educativo que confunde al sector docente y carecede mínimos referentes independientes para evaluar y corregir las deficiencias de dicho modelo.
Más homicidios que con Calderón y Peña Nieto; no acabó con la corrupción; jóvenes reprobados y sin sistema de salud de Dinamarca.
El presidente López pasará a la historia sin cumplir sus promesas de campaña y generando nuevas para este proceso electoral.
Los gobiernos que le antecedieron, y a los que atribuye la culpa de sus propias deficiencias, llegaron a poco más de 121 mil y 157 mil homicidios, respectivamente, en tanto que, actualmente, a pesar de la nueva estrategia contra el crimen, ya rebasamos más de 171 mil homicidios, y aún no se acaba el sexenio (“Suman 171,085 homicidios en el sexenio de AMLO” [eleconomista.com.mx]).
El presidente López no acabó con la corrupción ni el nepotismo, sino que incluso la corrupción llegó, entre otras, a la institución que se encargaría de la “Seguridad Alimentaria Mexicana” (Segalmex) con un fraude por más de 15 mil millones de pesos, sin que, hasta el momento, se haya enjuiciado a los altos directivos responsables ni mucho menos recuperado dicho dinero.
Las evaluaciones internacionales, que no puede manipular el gobierno del presidente López, en materia de índice de percepción sobre la corrupción (“Corrupción seguirá siendo reto para el próximo gobierno: Transparencia Mexicana” | Transparencia Mexicana [tm.org.mx]), sitúan a nuestro país en el lugar 126 de 130 países, al lado de países como El Salvador, Kenia y Togo; además, se encuentra en el último lugar entre los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos, y en el penúltimo lugar en el grupo de las economías más grandes del mundo, después de Rusia.
A pesar de todo, lo más grave del legado del presidente López está en el daño que le está ocasionando al futuro del país —el cual radica en la niñez y la juventud—, al profundizar las deficiencias en materia educativa que ya padecíamos.
De por sí, muchos jóvenes en edades productivas padecen deficiencias elementales en ortografía, redacción, lectura de comprensión y matemáticas; ahora, la niñez y la juventud postpandemia tiene un futuro desolador con un modelo educativo que confunde al sector docente y carece de mínimos referentes independientes para evaluar y corregir las deficiencias de dicho modelo.
El gobierno canceló las evaluaciones internacionales e independientes, después de los gravísimos resultados de la última prueba PISA, pero eso sólo esconde las deficientes habilidades profesionales con las que la niñez y juventud mexicana enfrentarán los retos de la revolución digital, los desastres del cambio climático y la crisis de la globalización en muchos otros aspectos, además de que profundizará la brecha entre los más pobres y los más ricos.
La política en materia de salud pública es otro gran desastre del actual gobierno y de los aspectos que más padecen los segmentos más pobres del país. Cualquiera podría acudir a las instituciones públicas de salud para verificar cuán lejos estamos del sector salud prometido, similar al de Dinamarca, según el presidente López.
El legado es que el presidente López se dedicó a desaparecer instituciones, como el Consejo Nacional para la Evaluación de la Educación; el Seguro Popular, que brindaba salud pública a millones de personas, lo sustituyó por un Instituto de Salud y Bienestar (Insabi), que luego desapareció; además de atacar y disminuir al Inai para bloquear la transparencia de la información pública gubernamental, y atacar al Poder Judicial, que no ha logrado someter, a pesar de sus múltiples intentos.
A unos meses de terminar —por fin— su gobierno, envía una serie de reformas constitucionales para seguir distrayendo el debate de su legado de crisis, además de intentar reescribir la Constitución a modo, tal como lo intentó Varguitas en la película de La Ley de Herodes. Celebremos la Constitución en el último año de gobierno, discutiendo reformas que forman parte más de una plataforma de campaña que reducen la figura del jefe de Estado a mero promotor electoral.
