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4T falla, es ineficaz y divide a la sociedad

Armando Salinas Torre

Armando Salinas Torre

Aun antes de la pandemia, con honrosas excepciones, padecíamos insuficientes y deficientes servicios médicos, sobre todo en el ámbito público.

Ahora es peor la situación; pues simplemente no hay camas ni servicios ni medicamentos o instrumentos médicos disponibles, no sólo en las instituciones públicas, ni siquiera en las privadas, para atender a quienes requerirán servicios médicos relacionados con el covid-19 (además de otras enfermedades, como los enfermos de cáncer, del riñón, entre otros).

Es evidente la ineficacia de las campañas de publicidad del gobierno en la prevención del coronavirus. En muchas partes del país, la sociedad aún está desinformada e incrédula de los riesgos de esta enfermedad, ni tiene claridad ni mucho menos lleva a cabo las acciones preventivas para evitar el contagio de la misma.

Podemos ver gente sin cubrebocas y muchas de las personas que los usan lo hacen de manera incorrecta (en el cuello o tocándolos por la parte exterior del cubrebocas, entre otras medidas antihigiénicas); sin protección en los ojos (o un uso adecuado de los mismos); las personas continúan tocándose la nariz, la boca o los ojos, sin antes lavarse las manos; sumando un manejo de los objetos que nos rodean sin el cuidado higiénico adecuado. Además de que muchísimas personas no guardan la debida distancia entre ellas.

Es indispensable recurrir a los conocimientos más actualizados para transmitir los mensajes y generar un cambio social en materia de prevención del contagio.

No queremos que fracase el gobierno. Es falso e irresponsable tal calumnia porque no sólo se están enfermando, sino que también se están muriendo seres queridos de todos, incluyendo a esos que califican de fifís, conservadores, neoliberales… lo irresponsable y cínico es que quienes más padecerán la enfermedad y las muertes son los que menos tienen para mantenerse en sus casas, quienes no pueden tomar las medidas preventivas adecuadas.

No queremos tampoco que continúen cerrados los negocios ni que estemos privados de servicios públicos esenciales, como la impartición de justicia, pero es fundamental que se continúe con una Nueva Normalidad en verdad de manera responsable, por el gobierno y la sociedad, aunque la experiencia nos ha demostrado lo contrario… por ello nos preocupa, nos ocupa y lo denunciamos.

En lugar de que la Federación se deslinde y traslade la responsabilidad a las entidades y municipios, es indispensable una acción coordinada y conjunta con los gobiernos de todas las entidades federativas y municipios. No se trata de dividir ni de imponer, sino de coordinar todos los esfuerzos del Estado en todos los niveles y órdenes, públicos y privados.

El discurso y las acciones de los servidores públicos debiera ser de unidad, en lugar de confrontación. La política es un arte para construir consensos y resolver problemas, no para dividir y generar otros a los existentes. En su defecto, los liderazgos dispuestos a colaborar deberán hacerlo en forma regional.

Sin duda alguna que la oposición, los científicos y la sociedad en general emitirá críticas y debe hacerlo, porque es parte de la esencia de una oposición democrática, ¿o ya se les olvidó a quienes ahora están en el gobierno las críticas que ellos hacían desde la oposición y ello era parte esencial de la democracia?

La responsabilidad del gobierno democrático es construir las políticas públicas, no sólo con sus propios integrantes y miembros de la coalición gobernante (eso no es un mérito, es una premisa que se da por sentado, lo contrario no sólo hace evidente su ineficacia, sino su incapacidad para gobernar), sino que lo realmente valioso, y daría mejores resultados a mediano y largo plazos, sería construir consensos con los adversarios y los científicos, pues en este momento todos son necesarios, nadie sobra.

Pero si un día a la oposición y científicos se les ofende, se les calumnia, se les humilla, se les acusa, no sólo en el discurso, sino en las acciones de gobierno, se les impone, se les chantajea; pues, evidentemente, el fracaso no se debe a los adversarios, sino a su propia incapacidad y, en estos momentos, irresponsabilidad para hacer una política pública eficaz y contribuir a la desconfianza ciudadana en las instituciones públicas.

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