La Iglesia tras sus fueros

Para no pocos miembros de la jerarquía eclesiástica, la libertad de creencias debería incluir la libertad de expresar sus ideas religiosas, aunque es cierto que esta facultad existe siempre y cuando no se dé en acontecimientos civiles ni en éstos se busque adoctrinar o predicar.

En el marco de la campaña por la sucesión presidencial, todos los involucrados en ella: partidos políticos, gobierno, iglesias, ministros y religiosos  tendrán que participar en la gran batalla que planteará la Iglesia católica buscando la consolidación de lo que logró hasta hoy en materia política y de poder temporal. Así lo ha anunciado en todos los medios —televisión, radio, prensa e internet— de que hoy dispone.

Según lo expresó en alguno de esos medios, el marco ideológico será la clarificación —y legalización— de dos conceptos fundamentales: Libertad de Creencias y Libertad Religiosa. 

Para la jerarquía eclesiástica ambos términos no son ni representan nada igual, sino diferente.  Para ellos, la libertad de creencias, aunque acotada, aceptan que ya está contemplada en la Constitución, en cambio, la libertad religiosa enfrenta dificultades de diversa índole.

Para no pocos miembros de la jerarquía, la libertad de creencias debería incluir la libertad de expresar sus ideas religiosas, aunque es cierto que esta facultad existe siempre y cuando no se dé en acontecimientos civiles ni en éstos se busque adoctrinar o predicar. 

En forma clara y contundente, la ley establece que en nuestra forma de gobierno el ciudadano es libre de creer lo que desee y de profesar la religión que le convenga, sin que el Estado pueda intervenir en ello. Eso es la libertad de profesar la religión y las creencias; y que se sepa, en México nadie le impone a alguna persona otra cosa.

En cuanto a la libertad religiosa, la jerarquía se queja de que ha de tener que obtener permiso para actos externos a sus templos, sin considerar que ese requisito constitucional se le exige también a los sindicatos, escuelas, universidades y no es en forma alguna discriminatorio.

La Iglesia y sus jerarquías de todos modos lo considera un obstáculo para la libertad religiosa que concretamente se refiere al libre culto externo cómo y cuando lo deseen.

¿Cómo harán su campaña? Lo iremos viendo en el desarrollo del proceso de la sucesión presidencial y a nivel nacional. 

¿Cuál será la actitud de los partidos políticos?  Se podría adelantar que Acción Nacional apoyaría la posición de la iglesia en tanto el PRI podría aplicar su vieja tesis de ser el guardián de la historia.

Larga, muy larga, ha sido la pelea entre la Iglesia y el Estado por lo que la primera considera privilegios o derechos, pero sobre todo, por su histórica inquietud de intervenir en asuntos de competencia oficial. 

En tanto, el Estado se circunscribe a la determinación de Estado laico, como desde la época juarista quedó establecido en la Constitución.

Lo que no reconoce la jerarquía, es que desde la consumación de la Independencia, fueron ellos los que se negaron a reconocer a la nueva nación, con la esperanza de que España, recuperada de la lucha armada, fuera a la reconquista de lo perdido, que fue lo que nunca sucedió.

Luego, al correr de los años, la actitud beligerante de la Iglesia alejó a ambas partes, hasta nuestros días. La Iglesia se negó a reconocer a la nueva nación y nunca quiso nombrar un nuncio dejando en un simple delegado apostólico su representación.

El gobierno mexicano, por su parte, no le había dado a la Iglesia el estatus jurídico de organismo social, ni reconoció al Vaticano como Estado soberano y no mantuvo ninguna representación diplomática hasta hace relativamente poco tiempo.

No fue sino hasta el gobierno de Carlos Salinas de Gortari que, por razones no conocidas, el gobierno mexicano reconoció a Roma y estableció relaciones diplomáticas y jurídicas y nombró un Embajador. Por su parte, El Vaticano nombró un nuncio apostólico —Girolamo Prigione— y amplió su esfera diplomática.  Esto fue posible, sólo porque Carlos Salinas modificó la Constitución favoreciendo en otros aspectos a la Iglesia, uno de ellos el reconocimiento de organismo social con derechos diversos como tal, en tanto a sus ministros, les otorgó el derecho a votar, lo que nunca habían  tenido.

Poco a poco, iremos sabiendo cual es la gama de peticiones que tiene la Iglesia y si este gobierno les hará concesiones y cuál será la conducta que adoptarán todas las fuerzas involucradas en el tema. Pronto lo sabremos.

*Periodista y escritor

josecabreraparra@hotmail.com

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