El arte y la poesía como un derecho; Pura López Colomé y Verónica Murguía

“México está dividido y tiene una herida en el centro que nos está arrancando miles de vidas. La herida que nos desgarra es la violencia, que enferma todo lo que toca. Pero México parece, a ratos, no registrar su descomposición. Está encandilado por el espectáculo de su propio naufragio”, afirmó tajante ayer la escritora Verónica Murguía (1960) tras recibir la Medalla Bellas Artes 2024 en la disciplina de literatura.

Con un discurso crítico y sin perder el sentido del humor, la narradora rompió la formalidad de la ceremonia realizada en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, en la que ella y la poeta Pura López Colomé (1952) recibieron estas preseas de manos de Lucina Jiménez, la directora del INBAL.

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Los últimos años han sido penosos para todos en México. No sólo para las artes, también para la ciencia, la educación, la investigación, para las leyes, las editoriales independientes, los defensores de derechos humanos, los periodistas, los ecologistas, las feministas, los maestros y el deporte”, agregó.

“EL ARTE HA SIDO ATOSIGADO HASTA EL CANSANSIO”

La novelista y cuentista añadió que “el arte, desde hace sexenios, fue arrumbado en un rincón; pero en éste ha sido atosigado hasta el cansancio. Creo que el arte es la única forma de perdurabilidad que hemos encontrado. Es necesario, indispensable.

Se nos ha repetido que hay cosas más urgentes. Que el arte no se come, que no da techo, que no cura. Se coloca la obra de arte en una esquina, y del otro lado las necesidades más urgentes. No es justo. Es como si nos dieran a escoger entre tener cuerpo o alma. Tenemos derecho a las dos cosas”, indicó quien arrancó largos aplausos.

Por su parte, López Colomé, ganadora de la Medalla Bellas Artes 2023 en la misma área, evocó que, desde su primer contacto con la poesía, “me llamó la atención la música que propiciaba su ubicuidad, su pluralidad de significados. En su mundo, la palabra elevaba el espíritu a la divinidad inalcanzable y, por lo mismo, volvía al ser humano vehículo para enaltecer el verbo”.

La también traductora confesó que el primer impacto del poder de la poesía le llegó por vía de la oración. “Me dijeron ‘Habla con Dios con tus propias palabras’. Creo que eso he hecho desde entonces en todo lo que he escrito, al intentar sembrar en esta tierra sin razón y poderosa, en estos terrenos de mi lengua y tradición, una semilla musical, expresiva, explosiva y plural”.

Jiménez les dio las gracias “por abrazar la literatura como una posibilidad de no callar, de poder narrar un tiempo, tal vez desgarrador y complejo, pero es nuestro tiempo. Habremos de vivirlo y afrontarlo siempre con el mejor de los espíritus: la creación”.

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*mcam