Pasión desbordante (II)

Una manifestación pacífica y gloriosa de los taurinos, aunque les duela a los antis.Celebro el que más de 120 mil aficionados afirmaran, con su presencia en las tres corridas de reapertura de la monumental Plaza México, que existe una innegable afición muy enraizada ...

  • Una manifestación pacífica y gloriosa de los taurinos, aunque les duela a los antis.

Celebro el que más de 120 mil aficionados afirmaran, con su presencia en las tres corridas de reapertura de la monumental Plaza México, que existe una innegable afición muy enraizada en los valores culturales de nuestro país, y que, a pesar de los tiempos en que vivimos, hacen que la fiesta brava permanezca en la vida de millones de compatriotas, que en toda la geografía nacional asisten por cientos de miles, quizá millones, a lo largo del año, en las innumerables localidades de todos tamaños donde se siguen realizando festejos taurinos.

La prohibición impuesta por un juez, sin considerar a los taurinos, que somos una minoría, pero a la vez muy cuantiosa, merecemos respeto a nuestras apasionadas aficiones, que hemos heredado, en la mayoría de los casos, de nuestros padres y abuelos, tal como es mi caso, y que, al sentirnos agraviados, acudimos en inmenso número para dejar sentado, pacíficamente, que no estamos de acuerdo con prohibiciones que llevan un sentido más político que otra cosa, pues resulta muy fácil atacar nuestros valores históricos y culturales en la búsqueda de votos.

Resultó muy emotivo escuchar a más de 42 mil almas cantando el Himno Nacional al inicio del festejo, resultó también muy emotivo escuchar una y otra vez los ¡viva México!, los ¡viva la tauromaquia!, ¡viva la libertad!, así como un inmenso clamor popular por pronunciarse a favor de las corridas de toros. En ese esplendoroso marco, se recordó el aniversario 78 de la inauguración de la Plaza México que, ante las adversidades legales, recobró la acostumbrada pasión desbordante de los taurinos capitalinos, y vaya que la tarde ha resultado triunfal e inolvidable, pues desde el Himno y el despliegue de la inmensa bandera nacional sobre el ruedo, así como el triunfo de Pablo Hermoso de Mendoza, que cerró con broche de oro su paso por la plaza de Insurgentes, en la que triunfó en reiteradas ocasiones, pero que en ésta, su última tarde, al son de las golondrinas ha tenido un sentimiento muy especial, un triunfo al cortar dos orejas que quedará en la memoria de los miles de asistentes, se calcula en casi 45 mil aficionados que atiborraron la plaza, cifra que, sumada a los 42 mil del festejo de reapertura del domingo 28 de enero, más los asistentes el domingo pasado y ayer, son cerca de 130 mil asistentes, todos respetando las vejaciones y agresiones de un grupo de pseudoanimalistas que llegaron a provocar, agredir a los asistentes, así como a pintarrajear la fachada de la plaza y arrojar pintura a los aficionados. Una manifestación pacífica y gloriosa de los taurinos, aunque les duela a los antis. Ha sido triunfal.

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