Pablo Carrillo

Pablo Carrillo
La neurona

108 costuras

04 de Octubre de 2019

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Hace ya cosa de casi siete años, conversando con Gastón Pavlovich, productor de la bellísima película El Estudiante, le insistía en la posibilidad de realizar películas con temas deportivos, algo que, en nuestro país, ha sucedido en contadas ocasiones, de inmediato me mencionó que había escrito, con sus dotes de buen guionista cinematográfico, tal como lo hizo con su ópera prima El Estudiante, una historia que se desarrollaba en torno al deporte de sus amores, el beisbol.

La historia podría ser, por sí misma, otro guion cinematográfico, pues una película de amistad, de deportes, de motivación y aspiracional, para toda la familia, parecía no tener mucho eco en las autoridades, que en su momento se encargaban de aprobarla para aspirar al estímulo fiscal. Fueron dos rechazos, y hasta el tercer intento decidieron aprobarla, es decir tres años después. Lo siguiente fue un tema complejo, pues requeríamos de una empresa que decidiera canalizar el pago de sus respectivos impuestos para la realización del filme.

Muchas puertas se me cerraron, pero con suerte y empeño, y con una enrome generosidad, el empresario financiero Carlos Bremer de inmediato se enamoró del proyecto, y apenas pasados unos minutos apoyó con todo lo que en un inicio era sólo un sueño.

Hoy, después de mil aventuras, vicisitudes, desencuentros y puertas cerradas, se estrenará en 700 salas en todo el país, con el enorme deseo que sea un éxito para seguir en la brega de realizar más películas blancas, con mensaje, y que exalten los valores y triunfos de nuestro país, en este caso, en el beisbol, sin duda el deporte de conjunto que mayores glorias le ha dado a México. He visto la película un sinnúmero de veces, cada vez me conmueve y emociona más, quizá por lo que el buen Gastón batalló para realizarla, por el cariño y empeño con el que un mexicano de excepción, Carlos Bremer, le ha puesto, no sólo en lo económico, sino en el amor con el que la ha llevado a un nivel que estaba fuera de todo sueño durante su concepción.

Abrazo y agradezco que existan mexicanos de esa calidad y valores, de ese profundo amor por México y su engrandecimiento. Sólo tengo que disfrutar cada vez que acuda a las salas a verla, ojalá llena de niños y jóvenes que se sientan orgullosos de sus estrellas deportivas. Gracias infinitas Carlos Bremer y Gastón Pavlovich, a nombre de quienes queremos un mejor país, les tengo que agradecer por ser promotores de un México ganador. ¡Y que viva 108 costuras!

 

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