Repercusiones

El pasado mes de julio las ligas europeas de futbol, así como el sindicato mundial de futbolistas FIFPro presentaron una demanda en contra el máximo organismo rector del balompié, y remitida ante la Comisión Europea. Ahí argumentan una imposición unilateral del ...

El pasado mes de julio las ligas europeas de futbol, así como el sindicato mundial de futbolistas (FIFPro) presentaron una demanda en contra el máximo organismo rector del balompié, y remitida ante la Comisión Europea. Ahí argumentan una imposición unilateral del calendario anual, reclamando que la FIFA arma a su antojo los partidos a disputar sin consideración de las competiciones nacionales y del desgaste al que son sometidos los jugadores. En años recientes, la FIFA ha decidido dar un giro a las fechas internacionales con la creación de la Nations League, que busca darle mayor importancia a los encuentros que se disputan esos días, con un torneo que sale sobrando y que obliga a los jugadores a disputar cada vez más duelos que los llevan al límite físico. Además de que tanto el Mundial como la Eurocopa han incrementado el número de equipos que participan en dichos certámenes, aumentando la cantidad de juegos a disputar. Los mismo ha ocurrido en Conmebol, con sus largas eliminatorias en las que todos los países se enfrentan en dos ocasiones.

Esto afecta a las ligas y a los clubes, que ven cortados sus campeonatos, y sus jugadores llegan al final de las temporadas lejos de su mejor versión; el espectáculo y los aficionados que pagan por ver a los equipos semana a semana se ven perjudicados, cuando los futbolistas pasan de prepararse para jugar con sus respectivos equipos, a viajar con sus selecciones, a entrenar de distinta manera y luego regresar a donde juegan a nivel de club. Entre el trajín de los viajes, las miniconcentraciones, múltiples partidos al mes, las lesiones han aumentado considerablemente.

Es cierto también que las propias instituciones los han explotado al máximo, con largas pretemporadas, que en el caso de los clubes de mayor popularidad han significado giras en el Oriente o en Norteamérica, en donde han encontrado territorio fértil para continuar con su expansión global. Esto es uno de los argumentos de los acusados, alegando que ellos son los que ven por el bien del futbol, y que sin su supervisión los intereses generales quedarían desprotegidos.

No hay duda acerca de que esas giras fuera del viejo continente aportan poco en lo deportivo, y mucho en lo económico a quienes participan en ellas. Pero también es una realidad que los clubes son los que pagan los sueldos de los jugadores; son los que los desarrollan, gastando dinero en el proceso; son los que arriesgan capital mientras se van a jugar con las selecciones, con la posibilidad de regresar lesionados. Mientras que la FIFA y la UEFA, sin invertir nada en los futbolistas, saca enorme ganancia, para así ser una de las empresas más poderosas del planeta. Ahora falta ver a dónde llega este caso y cuáles podrían ser las repercusiones a mediano y largo plazos, en caso de que la Comisión Europea falle a favor de los demandantes. Una decisión que les favorezca podría dar un tremendo golpe a los dos organismos de futbol de mayor poder del mundo, cambiando el panorama del futbol y su calendario por completo.

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