Espectacular
Hace unas semanas, se dio un momento inesperado en la NBA que sacudió las redes sociales y se convirtió en la nota principal de cualquier noticiario que le dedique amplio espacio a hablar de la popular liga: Lakers realizó un cambio que llevó a la costa del oeste a Luka ...
Hace unas semanas, se dio un momento inesperado en la NBA que sacudió las redes sociales y se convirtió en la nota principal de cualquier noticiario que le dedique amplio espacio a hablar de la popular liga: Lakers realizó un cambio que llevó a la costa del oeste a Luka Doncic. No es común que algo así suceda, el que un jugador de apenas 25 años, uno de los mejores anotadores y que fácilmente se puede convertir en el mejor jugador de la NBA, sea enviado a otro equipo.
Los Mavericks, ahora exequipo de Doncic, justificaron su decisión atacando su carácter, dando a entender que no era profesional, exponiendo una supuesta falta de preparación físico-atlética para decidir enviarlo a Los Ángeles a cambio del talentoso Anthony Davis, que fue instrumental en el último título conseguido por la famosa franquicia.
Cuando se dio el movimiento, fui uno de tantos incrédulos ante la decisión de la gerencia de los Mavs. Cambiar a un talento generacional como Luka era, y sigue siendo, una locura, aun cuando en el momento que sucedió creí que, en el corto plazo, si Davis se mantenía sano, Dallas podría quedar mejor parado para esta campaña, al parecer el complemento perfecto para Kyrie Irving; mientras que los Lakers, de por sí cortos en presencia interior, quedaban huérfanos de la enorme capacidad de Davis para dominar en la pintura.
Pensar en Doncic, y en LeBron James, dos jugadores que en su carrera siempre han jugado con la pelota en sus manos, juntos en la cancha con ese estilo de buscar tener siempre la pelota en los momentos clave, me hacía pensar en que la adaptación podía tomar más tiempo y, de esa forma, el equipo podría perder el ímpetu positivo de las recientes semanas. Sin olvidar que el nacido en Eslovenia nunca se ha caracterizado por ser un defensor bueno, como lo demostró en su participación en las finales del año pasado ante Boston; por lo que creí que, con él, los Lakers tendrían una regresión defensiva, y esta campaña podría terminar con una temprana eliminación en playoffs.
Pero eso no ha sucedido. Hasta el momento, es cierto, con una muestra pequeña de ocho partidos al momento de escribir esta columna, Los Ángeles ha jugado excelente a la ofensiva, con James dispuesto a cederle protagonismo a la nueva figura del equipo, que con su capacidad y visión de cancha se ha convertido en el asistidor perfecto para LeBron. Pero es a la defensiva en donde se ha dado la mayor sorpresa de todas: el equipo es el mejor en efectividad desde hace varias semanas.
Es temprano para hablar de un campeonato, pero lo hecho hasta ahora por el entrenador novato J.J. Reddick ha sido espectacular. Si tomamos en cuenta la química de sus dos estrellas, y de seguir jugando tan bien a la ofensiva y a la defensiva, ningún equipo querrá enfrentarlos en la postemporada.
