Desvirtuado
Cuando se pensaba que la curva de aprendizaje iba hacia arriba, que la sincronía entre árbitros y el VAR mejoraba, desafortunadamente el pasado fin de semana vinieron a menos, en forma alarmante, ambos; pues sólo en un partido de los nueve no hubo intervención del ...
Cuando se pensaba que la curva de aprendizaje iba hacia arriba, que la sincronía entre árbitros y el VAR mejoraba, desafortunadamente el pasado fin de semana vinieron a menos, en forma alarmante, ambos; pues sólo en un partido de los nueve no hubo intervención del susodicho videoarbitraje, siendo equivocadas las recomendaciones para interpretar y aplicar las reglas, dando la impresión, a la distancia, de que no existe pleno conocimiento del protocolo del tan citado VAR.
En Veracruz-Cruz Azul no se entiende que en el gol del empate de los cementeros no se le haya solicitado al juez central consultar el monitor, ya que hay falta previa de Cauteruccio sobre Caicedo. ¿Tendrían cargo de conciencia por aquella barrida de Salcido sobre Domínguez? En donde, por cierto, ya salió a la luz pública el diálogo entre el árbitro y Manuel Glover al respecto. ¿No que era exclusivo lo anterior para la FMF y la Comisión de Árbitros?
En Atlas-Tigres, el coordinador administrativo, o como se le quiera llamar a Miguel Ángel Chacón, que fue un árbitro fracasado, que al estar en el VAR no le recomienda a Eduardo Galván que revise la falta del portero Hernández, al ponerle la rodilla en los homóplatos, saltando sobre Pizarro para un evidente penal y con el agravante de sancionar falta del universitario. ¿Sabrán la regla, ambos?
Seguimos. En Querétaro-Monarcas es aceptada la intervención del susodicho VAR, al recomendar al comodino y astuto árbitro Fernando Guerrero que revise la entrada de Meraz, y al regresar de ver el monitor rectifica la amarilla, cambiándola por roja. Pero, ¿por qué no revisaron el penal de Achiller sobre Villalba?, ¿qué falta cometió el defensor?
También en Necaxa-Tijuana interviene el VAR para que revisen la cuestionable expulsión de Sepúlveda, que después de ver el monitor queda en una simple amarilla.
En Pachuca-Chivas el silbante toma una decisión cuestionable. Al minuto 22, Van Rankin hace una barrida, lanzándose y pegándole en la rodilla al jugador tuzo y sólo amonesta. Y el VAR permanece impávido. ¿Eso no es juego brusco grave, al poner en peligro la integridad del adversario? Así lo tipifica la regla 12, página 111 de las reglas 2018-19, porque debo de decir que en Pumas-León el tan citado VAR sí le recomienda al árbitro que revise el pisotón de Macías sobre Jáquez al minuto 69, cambiándole la amarilla por roja después de consultar el monitor. Sin embargo, no intervienen los del VAR para que revisara aquella acción del minuto nueve cuando Jáquez comete penal flagrante al arrollar, empujar o taclear a un jugador visitante. Pero sí sacan el error al asistente dos, qua había anulado gol a los esmeraldas por supuesto fuera de juego al 31’. Ya lleva varias ese asistente. ¿Por qué persisten en usarlo?, ¿pertenece a la cofradía?
El acabose se suscita en Santos-Toluca. Al minuto nueve, Mancuello hace una barrida con fuerza excesiva con los tacos sobre Lozano y sólo amonesta, no colaborando el cuarto oficial, que es internacional, ni el asistente uno con su compañero y menos el VAR, ya que es un juego brusco grave. Pero lo de pena ajena se suscita al minuto 32, cuando Santiago García realiza una entrada de juego brusco grave y, a pesar de estar a escasos dos metros y agachándose para percatarse de la acción, el silbante no sanciona nada. Afortunadamente, el VAR lo corrige y lo hace acudir al monitor para expulsar al toluqueño.
Pobre Liga MX, al tener este tipo de silbantes que delegan al multicitado VAR tomar decisiones trascendentales.
