Olegario y Girón, héroes en JP 1975

Octubre, hace 50 años. El tiempo vuela acompañado de emocionantes recuerdos cargados de grandeza deportiva con la celebración de los Juegos Panamericanos de 1975, organizados en México aún dentro de la inercia y la estela de los Juegos Olímpicos de 1968 y con el sello ...

Octubre, hace 50 años. El tiempo vuela acompañado de emocionantes recuerdos cargados de grandeza deportiva con la celebración de los Juegos Panamericanos de 1975, organizados en México aún dentro de la inercia y la estela de los Juegos Olímpicos de 1968 y con el sello de hacer las cosas al vapor y con eficiencia, al recibir la sede, por la declinación de Santiago de Chile —la muerte de Salvador Allende en el asalto al Palacio de La Moneda el 11 de septiembre de 1973— y de Sao Paulo —por un brote de meningitis en octubre, un año después— en diciembre de 1974.

Meses de actividad de colmena y entusiástica energía por recibir a los mejores atletas continentales en una época como siempre de claro dominio de Estados Unidos con el despegue mundial de Cuba anunciado en la última década en los Centroamericanos de Panamá 1970, en los que venció en todas las disciplinas excepto en la natación en la que México triunfó.

Los héroes de la delegación mexicana —cuarto lugar con 9 oros— fueron Olegario Vázquez Raña, quien con la experiencia de los JO de Tokio 64, México 68 y Múnich 72; también asistió a Montreal 76, rompió el récord mundial en rifle de aire, con 393 aciertos de 400 posibles, y Carlos Girón, en los clavados de plataforma de 10 m. Olegario y Girón fueron los primeros en recibir el Premio Nacional del Deporte instituido ese año. Girón, de 20 años, en Múnich, había estado disputando el oro al italiano Klaus Dibiasi, pero falló su última pirueta y se hundió al octavo lugar. Para el anecdotario: pasarían horas para que Olegario Vázquez Raña se enterase que había roto el RM.

En aquella época las dianas, de cartón, eran recogidas e inspeccionadas ocularmente por los especialistas para un conteo una por una, de todos los competidores, y corroborada escrupulosamente.

En su periodo como presidente de la Unión Internacional de Tiro, OVR, modernizó y elevó la disciplina al nivel de espectáculo simultáneo mediante un sistema electrónico en el que el tirador, jueces y espectadores, podían apreciar al instante las puntuaciones y lugares de los protagonistas.

Otros acontecimientos trascendentes fueron el RM del brasileño Joao Carlos Oliveira, en triple en 17.89 m. Ninguna ciudad del planeta posee tantos RM en saltos, como la Cd. de México: nueve: 2 en longitud y 7 en triple. Cuba, que terminó segundo en el medallero con 56 oros; primero fue EU (117), tercero Canadá (19) y cuarto México con (9), brilló en boxeo con 7 oros y la actuación espectacular de Teófilo Stevenson en +81 kilos y de Rolando Garbey en medio ligero. Stevenson fue el segundo triple monarca olímpico después del húngaro Laszlo Papp. Por aquella época se propagaba un posible combate del cubano contra Cassius Clay, porque se afirmaba que Stevenson era superior.

En la AOFM vi pasar como un fantasma la figura de Rick Demont; oro en el relevo 4x200m, aún con el rostro triste, sin recuperarse del hiriente despojo que sufrió en Múnich 72. Estruendosa, eléctrica, la victoria del magyar Kalman Markovitz con la selección de waterpolo que arrolló a las potencias mundiales EU 6-3 y a Cuba 7-5, con el ignominioso apagón y empate a 1, para dos oros en futbol entre México y Brasil, en CU.

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