Arturo Xicoténcatl

Arturo Xicoténcatl
El espejo de tinta

Mojón metálico

12 de Abril de 2024

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En poco más de siglo y cuarto de historia desde que los Juegos Olímpicos modernos fueron inaugurados el 15 de marzo de 1896, en Atenas, se han edificado mojones significativos entre hazañas, conflictos, guerra fría, guerra sucia, terrorismo, idealismos, trampa, dopaje, comercialización, interpretaciones de época, evolución, tecnología. Los JO, en cierto sentido, son epítome de las ambiciones y aspiraciones del ser humano; de su esencia, su naturaleza. Retrocedamos las agujas del reloj. Estaba fresco en Múnich, Septiembre Negro, Mark Spitz, el enceste en el último segundo del ruso Alexander Bélov que sepultó a la quinteta de EU; la presencia del español Juan Antonio Samaranch, hábil e inteligente diplomático, en la presidencia del COI de 1980 a 2001, embajador en la URSS —Samaranch fue anticomunista— estableció un puente en las relaciones entre el Este y Occidente que terminó en aquella época con el boicot y ausencia olímpica de EU y la URSS. Con las ideas de Coubertin y de José María Cagigal se estableció un antes y un después influyente en el progreso del deporte español —se disparó al cielo con la saeta de Antonio Rebollo— con los inolvidables JO de Barcelona 92. En ese año desapareció el vocablo amateur de la Carta Olímpica y el 26 de julio de 1992 estaban recientes los descalabros del basquetbol de EU ante Rusia en Seúl 88 y en 1990 ante Yugoslavia en el Campeonato Mundial de Argentina, se marcó un acontecimiento histórico cuando el Dream Team saltó a la duela olímpica con aquellos astros profesionales: Michael Jordan, Earvin Magic Johnson, Larry Bird, Karl Malone, Scottie Pippen…, para demostrar quién era en realidad el amo del basquetbol. Se cambió el signo olímpico de la historia. Para bien y para mal. Todos estos mojones de tiempo son construcciones multifactoriales de ideas políticas, del placer de odiar y competir, codicia, sociedad, economía, tecnología. Sebastian Coe, presidente de la World Athletic, lo que antes era la prestigiosa IAAF, anunció con autonomía el pago de 50,000 dólares a cada uno de los 48 campeones de los JO de París. La WA distribuirá 2,400,000 dólares. A Jim Thorpe, Sendero Luminoso, de la tribu Sac y Fox de Oklahoma, por 35 dólares a la semana, en un breve periodo, lo despojaron de los dos oros que ganó en pentatlón y decatlón en los JO de Estocolmo 1912. El rey Gustavo de Suecia, al premiarlo, le dijo: “Es usted el más grande atleta del mundo”. Si desaparece el amateurismo y se permite el profesionalismo nada tan natural que sean los principales actores de los JO los que reciban premios en metálico. El COI reparte entre las FI el 90% de las ganancias; y las FI distribuyen partes en las federaciones nacionales. El dinero va a acentuar la codicia y la trampa. Aun cuando los JO y el CM de futbol son los que convocan la mayor audiencia del planeta, el COI y la WA han perdido terreno en la divulgación en los medios ante la aparición de nuevos deportes profesionales. Deben analizar y establecer nuevas medidas en divulgación y freno a la codicia.

 

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