27 de octubre de 1968: Un adiós vibrante
El pueblo mexicano puso un auténtico broche de oro a los Juegos Olímpicos. La Ceremonia de Clausura fue un final de apoteosis

CIUDAD DE MÉXICO.
Después de levantar los obstáculos del Gran Premio de Naciones de salto, ganado sorpresivamente por Canadá, llegaron a su fin los Juegos Olímpicos con la Ceremonia de Clausura, un final de apoteosis.
El contingente mexicano apareció vestido de blanco con el concepto de amistad de todos los pueblos de la tierra.
El presidente del Comité Olímpico Internacional, Avery Brundage, declaró terminados los Juegos. La flama olímpica se apagó lentamente en medio de la penumbra y en el tablero la palabra México 68 dio paso a Múnich 72.

La música se hizo presente con la Novena Sinfonía de Beethoven, luego canciones mexicanas y las “Golondrinas” a cargo de mil mariachis.
Edecanes, deportistas y aficionados se unieron a la celebración dentro y fuera del estadio, por las calles de la ciudad, algo nunca antes visto.
El pueblo mexicano puso un auténtico broche de oro a los Juegos Olímpicos y lo que bien principia, bien termina. Cien mil personas se apretujaron, se registró un sobrecupo en el Estadio Olímpico y 600 millones siguieron la ceremonia por televisión. La Clausura fue un adiós vibrante, lleno de nostalgia y todo el mundo reconoció a México por haber cumplido con señorío.
CUADRO DE MEDALLAS ORO PLATA BRONCE
1.- Estados Unidos 45 28 34
2.- URSS 29 32 30
3.- Japón 11 7 7
4.- Hungría 10 10 12
5.- Alemania del Este 9 9 7
5.- Francia 7 3 5
6.- Checoslovaquia 7 2 4
7.- Alemania 5 11 10
8.- Australia 5 7 5
9.- Gran Bretaña 5 5 3
10.- Polonia 5 2 11
15.- México 3 3 3.
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