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Ese peligroso subsecretario

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

“Ni en México ni en el mundo se ha mostrado que sea una población de especial riesgo, ni en México ni en el mundo. Aquí hemos mostrado datos de la vigilancia epidemiológica de México y se ve claramente que por debajo de los 18 años de edad existe un riesgo mucho menor de tener enfermedad covid, sobre todo la enfermedad grave, y un riesgo casi nulo de morir por covid. No hay duda alguna que cada caso en particular, cada persona que enferma, se hospitaliza o pierde la vida, adulto y niño, nos duele…”, palabras del encargado de la pandemia en nuestro país, Hugo López-Gatell. Ante los temores y preguntas por el inicio del ciclo escolar y de las clases presenciales, con esta falsa sensibilidad atajó los cuestionamientos.

En Imagen Noticias hemos dado cuenta de cómo covid-19 ha apagado la vida de menores de edad. Uno de ellos tenía cuatro años, vivía en Cosoleacaque, Veracruz, una población de 15 mil habitantes, en su mayoría indígena y en la que no hay recursos para solventar muchos gastos, como los generados en el sector Salud. Pagar una prueba diagnóstica de coronavirus es complicado, solventar atención médica, brindarla o trasladar a los pacientes a un hospital mejor acondicionado, también. Era un pequeñito, tenía sólo cuatro años. Una semana antes otra historia, también en Veracruz, en Soconusco. Un menor de trece años y sus padres se contagiaron de covid-19, su mamá y su papá apenas reportaron síntomas, pero el pequeño tuvo que ser ingresado a un hospital, sólo que el de su localidad no contaba con la infraestructura necesaria por la pandemia. Según lo reportó mi compañera Tamara Corro, pasaron más de 48 horas hasta que pudo ser trasladado a Minatitlán, pero no había cupo, entonces fue llevado hasta el Hospital Regional de Coatzacoalcos, donde finalmente murió. Su muerte hizo ruido a sus vecinos, principalmente en aquellos que aún tenían dudas sobre la magnitud de esta enfermedad: entendieron que va en serio.

Ojalá está fuera la reacción del subsecretario de Salud: va en serio. La pandemia no es un instrumento político, es una emergencia sanitaria que ha matado a casi 255 mil mexicanos en diecisiete meses, según la dependencia donde despacha López-Gatell; casi 380 mil si sumamos aquellos reportados por el Inegi. Y así como minimiza hoy las muertes y contagios en menores de edad; porque decir que no es una población en riesgo sí es minimizar las posibles consecuencias, así también se expresaba del cubrebocas, ¿recuerdan aquello de la “falsa sensación de seguridad”?

Los peligros de su permanencia ya no sólo radican en las vidas de mexicanos que para él no son indicadores significativos, porque desde el escritorio del que despacha dependerá, además del Plan Nacional de Vacunación, también la compra de las vacunas para 2022, un encargo que, en manos de la SRE, fue una operación en marcha desde los primeros días de la pandemia, con resultados claros y eficaces. Lo reportó así Roberto Rock en El Universal: “funcionarios de salud encabezados por Hugo López-Gatell provocaron que el gobierno López Obrador decidiera dejar en vilo las compras de vacunas contra covid-19 para el próximo año (...) bastaron un puñado de láminas de Power Point para imponer el criterio de que se carece de evidencia científica sobre la necesidad de aplicar decenas de millones de vacunas más para otorgar el refuerzo de una tercera dosis a la población, y proteger también a los niños mayores de ocho años…”. Así de peligroso es este personaje que hace un año se creyó la estrella del gabinete.

Con la aparición de variantes del SARS-CoV-2, con el avance en la recuperación de la “normalidad”, con las estimaciones de que esta pandemia se quedará tal como la vivimos al menos tres años más y con la certeza científica de que la vacuna es, hoy por hoy, la única vía de salida pronta y expedita, el subsecretario opera una estrategia para alimentar su propia narrativa. No le importa la salud, sólo “tener la razón”. No es ineptitud, es peligro.

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