Logo de Excélsior                                                        

Diego y Maradona

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

Lo pensó. Maradona pensó qué hacer cuando su cuerpo ya no tuviera vida. No planeaba alejarse de su afición, por el contrario, quiso permanecer entre ella para siempre. Embalsamado y exhibido públicamente, una continuación de lo que fue su paso por el mundo. Así lo cuentan cercanos a Diego Armando y agregan que incluso lo habría puesto por escrito en un documento firmado apenas el 13 de octubre.

Y así, exhibido, siguiendo esa eterna línea narrativa de su vida. Hasta quienes no son fanáticos del futbol, no necesitan mayor explicación, saben quién fue Maradona. Su figura fue inspiración más allá de jugadas en la cancha y quién sabe cuántas carreras de quienes hoy se inician en el deporte.

Maradona está en canciones, libros, películas y cualquier otra vía de representación pop. Es parte de la Argentina de la última fracción del siglo XX, pero también de Latinoamérica y el mundo. Aunque también es motivo de ese debate que solamente son capaces de generar verdaderos genios.

Un humano con claroscuros, le ha llamado la prensa en el mundo. Opiniones divididas, las que por un lado celebraron irracionalmente sus goles y aquellas otras que reprobaron sus escándalos. Los que alaban su imagen levantando la Copa del Mundo, pero también los que explotan aquella otra de un Diego Armando cabizbajo y en rehabilitación. Los que condenan su cercanía con líderes enemigos de la democracia y los que callan ante sus varias exhibiciones junto a menores de edad. Los que documentaron cada paso en su carrera deportiva, pero los que archivaron cada expediente, cada hijo no reconocido, cada episodio de excesos.

¿Qué personaje de excepción no termina teniendo tantos monstruos a su lado? Diego es el de los goles, pero también el de los escándalos. “¿Hasta cuándo seguiremos gambeteando estas conversaciones? ¿Cuándo nos permitiremos las preguntas incómodas para ambos bandos?”, apuntó Marion Reimers en El País.

Maradona, como cualquier otro genio, el que elijamos, comparte dimensión con sus ángeles creativos y sus demonios. Y tal vez ahí estará el tema, aunque ése termina siendo un debate sumamente complicado, porque pocos se atreven a domar ambos lados.

“Hay algo perverso en una vida que te cumple todos los sueños y Diego sufrió como nadie la generosidad de su destino…”, escribió Jorge Valdano, uno de sus grandes amigos. A pesar de una vida tan pública, pocos son quienes se atreven a reconocer con valentía las ambivalencias de un personaje como Maradona. Pocos son quienes hablan de Diego y Maradona como la misma persona, tan distintos entre sí, pero capaces de vivir bajo la misma sombra. Como sólo los genios pueden hacerlo.

 Hoy a Argentina la acompaña en su llanto el resto del mundo. En un país donde el futbol además de un acto político, es también una religión, la muerte de un poeta de la cancha, como Diego Armando Maradona, apenas se compara con aquel otro poeta, éste de la sátira, Quino, quien también se fue este 2020. Ya se encuentran juntos, con tantos más. Gustavo Cerati los esperaba desde hace seis años, genios.

Comparte en Redes Sociales