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Perspectivas macro y micro para 2021

Santiago García Álvarez

Santiago García Álvarez

Numerosas empresas han llevado a cabo estudios que analizan las tendencias económicas, políticas y sociales de 2021. Muchos de estos análisis se refieren a situaciones de carácter global y otros a contextos regionales o locales. Prácticamente ninguna habla de tendencias personales. Ni lo más macro ni lo más personal está exento de incertidumbres e interrogantes. Hagamos un breve análisis sobre distintos aspectos a nivel grande o pequeño que se vivirán este año.

Lo sucedido en Estados Unidos esta semana es, precisamente, una muestra evidente de la división política y tensión social en el país más poderoso del mundo que, al mismo tiempo, es el más desigual entre las democracias desarrolladas. China, con un modelo capitalista y autoritario, tiene a la vista un 2021 que promete ayudarle a seguir escalando especialmente en el aspecto económico, aunque al mismo tiempo enfrentando la desconfianza de algunos países del G20. Alemania y Japón tienen pronósticos de estabilidad, muy al estilo de ambas culturas, aunque enfrentan el reto de comenzar a experimentar etapas posteriores a los largos y consistentes periodos que tuvieron Shinzō Abe y Angela Merkel.

Fuera del contexto de los países más poderosos, los expertos anticipan distintas situaciones según los bloques geográficos. Estados Unidos y Asia con los crecimientos y desarrollos más importantes, aunque con una recuperación inequitativa en cuestión sanitaria. Europa y Oceanía apuntan a la recuperación gradual y estable tanto en lo sanitario como en lo económico. Medio Oriente enfrenta un pronóstico de un 2021 aún más difícil por los problemas relacionados con el petróleo y la producción de energía. Por su parte, Latinoamérica será el continente que batalle más con covid-19 por las dimensiones que ha adquirido en su región, aunado a deficientes recursos económicos, estratégicos y logísticos para una adecuada distribución de la vacuna. Al mismo tiempo, y quizá más preocupante, los latinoamericanos dejaremos gradualmente al enemigo común llamado covid para enfrentarnos de nuevo a los problemas sociales y económicos en nuestras divididas sociedades y endebles sistemas políticos con el consecuente incremento de la tensión social.

En cuanto a las tendencias globales, al menos en lo que a agenda pública representa, viviremos de nuevo un año con temperaturas elevadas a la par del incremento en la preocupación por el calentamiento global. Se verificará un primer diagnóstico de la eficacia de las políticas net zero contra las emisiones contaminantes. Continuará la batalla de la energía, quizá con mayores tintes de competencia que de colaboración. Se intentará poner freno a los efectos del global data y aumentarán las alertas contra los ataques cibernéticos y la conciencia ante la vulnerabilidad tecnológica. Continuarán tendencias hacia la descentralización, con un crecimiento en ciudades pequeñas o medianas. Las marcas valdrán más en función de su autenticidad y la profundidad de su cultura value driven. Si el modelo de vacunas funciona bien verificaremos un summer of love.

En los círculos sociales más pequeños, específicamente en las empresas, se vivirá una cultura más orientada al bienestar y, quien no la tome en serio, padecerá las consecuencias en el corto o mediano plazo. El mundo laboral transitará hacia un modelo híbrido, las oficinas se repensarán y tendremos más home office que antes.

¿Qué sucederá a nivel familiar y personal? Quizá sea ese el pronóstico más difícil de predecir. De hecho, las empresas especializadas en tantos análisis no se expresan en ese aspecto. Como dato curioso, pero a la vez ilustrativo en esta materia, Google analiza los numerosos contenidos que fluyen por sus plataformas año con año. Una de sus grandes conclusiones al terminar 2020 es que la pregunta “¿por qué?” se buscó más que nunca en su motor. La gente se preguntó el porqué de muchas cosas, originado por la preocupación sanitaria, el consecuente confinamiento y las ansiedades derivadas de la incertidumbre.

Sería muy deseable que, en los ámbitos familiar y personal, verdaderamente aprendiéramos las lecciones tras la pandemia por covid-19 y valoráramos más los temas de importancia para el ser humano. Que no retrocedamos en los aspectos morales o humanos conforme la vacuna nos devuelva mayores libertades de movimiento. Que no regresemos a conductas consumistas o frívolas y que mantengamos esa sensibilidad por la vida y el bienestar de los demás. Y que no sólo seamos expertos en los medios para conseguir algo —los cómos—, sino que también seamos más capaces de entender el por qué y el para qué de las cosas. El pronóstico 2021 para temas personales es el menos claro, aunque irónicamente es el que está más en nuestras manos. No lo está evitar la tensión entre China y Estados Unidos o predecir si la Europa después de Merkel mantendrá su estabilidad, pero sí el acercarnos más a respuestas que den sentido y dirección a lo que hacemos día a día.

2021 será un año también de incertidumbres, desde el nivel macro hasta el nivel personal, aunque en lo macro, apunta a ser mejor que 2020. En lo personal, ojalá encontremos más respuestas que preguntas.

 

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