Ser o no ser. ¿Dilema presidencial?

Una mujer libre es justo lo contrario a una mujer fácil.

Simone de Beauvoir

Es una buena noticia para las mujeres de México y el mundo que Claudia Sheinbaum haya logrado ser la Presidenta de nuestra República. En el contexto de la lucha por la igualdad de género, no hay mayor simbolismo para esta lucha que una mujer logre la titularidad de la máxima representación de un Estado para ejercer el poder político. Para darnos una idea del impacto que esto significa, revisemos los datos sobre cuántas mujeres encabezan las jefaturas de Estado o de gobierno en el mundo: 17 de 151 (11.3%) en el primer caso, y 19 de 153 (9.8%) en el segundo (ONU Mujeres, enero del 2023).

Pero no nos equivoquemos, el hecho de que una mujer encabece los destinos de una nación, por sí mismo, no significa que los resultados vayan a ser mejores que cuando gobierna un hombre. Una mujer puede ser mejor, igual o peor que un hombre ejerciendo el poder político, es decir, el sexo no es el factor determinante para lograr un buen gobierno, sino tener claro cual es el objetivo de gobierno y la capacidad para alcanzarlo. Luego entonces, si el objetivo es fortalecer el régimen democrático, las acciones tienen que encaminarse a lograrlo.

Así comenzó su primer día de trabajo la presidenta Claudia Sheinbaum, con el pie izquierdo, no por publicar un decreto para conmemorar el 2 de octubre de1968, sino por los hechos violentos protagonizados la noche anterior (el mismo día que tomó protesta)  por la Guardia Nacional en la comunidad de Tila, Chiapas, en donde le dispararon a un camión de migrantes y murieron seis de ellos y, al menos, otros cuatro se encuentran hospitalizados. Aunque puede ser creíble la versión de que la camioneta en la que viajaban migrantes de Nepal, India, Egipto, Arabia Saudita, Perú, El Salvador y Cuba, haya intentado evadir a la Guardia Nacional, como lo dio a conocer la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), no es plausible el señalamiento de que los migrantes pudieran haber disparado primero. Este lamentable hecho se suma al ambiente de violencia que ya es cotidiano para los pobladores de Tila, que desde hace varios meses  viven bajo el asedio de los grupos criminales que mantienen el control de ese territorio y que los ha obligado a huir de sus viviendas (más de 4 mil desplazados).

Paradójicamente, la problemática de violencia cotidiana de Tila sirve para que el gobierno federal justifique la militarización de la Guardia Nacional, pero, después de la matanza de migrantes, también representa el ejemplo perfecto de por qué la seguridad pública debe regresar a ser civil. Mientras que los militares son entrenados bajo una estrategia ofensiva, que es justificable para combatir enemigos, los cuerpos especializados en seguridad pública lo están para prevenir la comisión de delitos y/o de reaccionar ante la adversidad.

Lamentablemente, la primera Presidenta de México, sin elocuencia, niega que la reforma constitucional con la que la  Guardia Nacional pasó a manos de las Fuerzas Armadas sea una militarización de la seguridad pública, con ello, se contradice y se niega a sí misma, porque por una parte dice que nunca va a recurrir al Ejército para reprimir, pero la Guardia Nacional, que ya depende formalmente de las Fuerzas Armadas, no necesita de su permiso para actuar bajo los únicos protocolos que aprendieron como soldados; por otra parte, ella sabe que, lo que si funcionó en materia de seguridad pública y ciudadana, fue la estrategia encabezada por García Harfuch en la CDMX, cuando ella era la jefa de Gobierno. Luego entonces ¿por qué opta por lo incorrecto?

Así, el dilema de la presidenta Claudia Sheinbaum, ser demócrata o no ser, sino respaldar decisiones autoritarias del pasado que siguen dando resultados fallidos, como lo que sucedió con la estrategia de salud pública, cuando se desapareció el Seguro Popular, y como va a suceder con el desmantelamiento del Poder Judicial, en lugar de mejorar el acceso a la justicia, sólo habrá fracaso y mayor impunidad.