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Democracidio

Ruth Zavaleta Salgado

Ruth Zavaleta Salgado

Zurda

El 18 de octubre, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas presentó su libro Por una democracia progresista en el aula magna Jacinto Pallares de la Facultad de Derecho. En el presídium lo acompañamos  el doctor Leonardo Lomelí, secretario general de la UNAM, el doctor Raúl Contreras, director de la Facultad, y yo (sobre los detalles del evento, ya escribió en este mismo medio, el sábado anterior, Raúl Contreras).

Más de la mitad del auditorio estaba conformado por profesores de la misma facultad, incluso, algunos de ellos llegaron una hora antes de que iniciara el evento. No fue la primera vez que Cárdenas era invitado a la facultad por el director, ha estado en otras ocasiones para presentar otros de sus libros, pero, quizás, sea la primera vez, desde 1988, cuando visitó Ciudad Universitaria por motivo de la campaña electoral a la Presidencia de la República, que ha causado tal expectativa escucharlo.

No es para menos, Cuauhtémoc Cárdenas es un ícono de la consolidación democrática del país, fue su rompimiento con el PRI en 1987 y su posterior candidatura a la Presidencia de la República, en 1988, lo que permitió una nueva era de la democracia mexicana. Se perpetró el fraude electoral en ese entonces y Cárdenas no pudo ser presidente, pero a partir del gran movimiento político que encabezó él y otros actores políticos, inició una nueva etapa de transición del régimen político, sin violencia, por medio de reformas constitucionales y de la creación de nuevas leyes y, sobre todo, la conformación de nuevas instituciones, por ejemplo, el Instituto Federal Electoral (IFE), hoy Instituto Nacional Electoral (INE), y el Tribunal de Justicia Electoral, para que las y los mexicanos pudieran ejercer plenamente sus libertades políticas. Ese fue el principal legado de Cárdenas, pero no el único.

A partir de su candidatura, la irreconciliable izquierda mexicana se unió como un solo opositor colectivo, así surgió el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Ese mismo partido que sigue resistiendo el embate de quien alguna vez lo dirigió: el presidente Andrés Manuel López Obrador.

La historia política de México le debe al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas un mayor reconocimiento de lo que significaron sus decisiones políticas en ese 1988. Después de las reformas de la década de los años 90, la Ciudad de México pudo votar por sus gobernantes; los ciudadanos de toda la República tuvieron la garantía de que el voto sería respetado para decidir la alternancia del poder presidencial; que el Congreso de la Unión y los Congresos locales se conformaran de forma plural, respetando así, la diversidad de pensamiento y el derecho al disenso; además, con la consolidación democrática, se logró que los sectores tradicionalmente marginados del poder público, ahora formen parte de las instituciones en donde se toman las decisiones más importantes del país: los pueblos indígenas, las personas con discapacidad, los migrantes, los afromexicanos y la comunidad LGBTQ+.

Otro legado es el que beneficia a las mujeres, principalmente en el ámbito de la igualdad política. Fue a partir de las reformas electorales y de los “órganos árbitros” que las mujeres pudieron tener mayor acceso al poder político: A partir de la elección de 2018, el Congreso de la Unión se conformó de forma paritaria y, en la siguiente elección intermedia de 2021, también los Congresos locales están conformados por casi 50% de mujeres. Además, la conformación política plural de los Congresos locales se refleja en 17 estados de la República en donde ningún partido tiene mayoría absoluta (IMCO, mayo 2021). Sin esta conformación de género y política, ni los matrimonios igualitarios, ni la despenalización del aborto se hubieran aprobado en el ámbito local (en el primer en las 32 entidades y, en el segundo ya suman 11).

Todo esto es lo que quiere desaparecer el Presidente con su iniciativa de reforma electoral. Quiere cambiar la narrativa y construir su propia historia, pero eso nunca sucederá, los legados no son discursos, son hechos que marcaron nuestra vida y seguirán tatuados en la memoria de la nación.

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