Servir es un estilo de vida

¿Cómo ser el jefe de los hombres? ¿Quiénes son los fundadores? ¿De qué están hechos los creadores?

La historia de la humanidad está basada en inspiraciones, son los héroes los que nos reportan beneficios sociales, su forma de pensar es lo que ha provocado revueltas colectivas que han movido el eje mismo del globo terráqueo.

Ya no los vemos como símbolos divinos, pero en todos los casos admiramos a figuras que hacen coincidencia con nuestra idiosincrasia, con nuestra propia historia, con nuestros héroes nucleares. Hoy como hace siglos, la franqueza en el hombre como otras virtudes, es percibida por propios y extraños, también así, los falseadores, los antihéroes, quienes a distancia se perciben charlatanes, merolicos, son fomentadores del escepticismo, promueven la parálisis de la credulidad. Los falaces son los responsables de apagar las luces de esperanza, se mueven en tinieblas, todo su perímetro y soporte es virtual, por ello son débiles, inseguros y banales.

Los héroes no pueden ser hipócritas, son auténticos, no son pretensiosos, su mayor característica es la verdad, han fincado su propio destino al haberlo creado en su historia. Al Amin, (El fiel) llamaron a Mahoma, quien desde muy joven fue sensato, amable, cordial, buen amigo, teniendo una gran característica, reía con risa contagiable, de esas que inspiran confianza, era espontáneo, sincero, sin instrucción más que la del desierto.

Hay aspirantes a líderes que no tienen la suficiente fuerza para ser sensatos, crean su figura desde el antagonismo, son cuasi líderes, empequeñecidos, casi gnomos, sin sentido de lucha más que el poder o el dinero.

Cuando se añoran los elogios de otros y se vive en la ira, los infortunios están garantizados. La inseguridad de los líderes de diseño es evidente desde que amanecen hasta que vuelven a dormir, siguen somnolientos y lo único que transmiten es pereza mental, no conectan con su entorno, no son armónicos, no son piezas del mismo engranaje. Todo el vestuario y escenario siempre les quedará enorme.

Hablar de Rex (Regulador) Könning (Hombre capaz) es responder a las preguntas con las que inició esta reflexión; lejos de fanatismos, fobias y filias, las características de un líder, de un héroe, a mi parecer, deben ser: inteligencia, humildad, dignidad, idoneidad, capacidad, experiencia, justicia, lealtad, sinceridad, servicio, moralidad, autoridad, credulidad, independencia. La ausencia de cuando menos tres de las características citadas, habla de todo menos de un luchador social.

México debe convertirse en una fábrica productora de grandes hombres, hace décadas que hay escasez, necesitamos crear el culto a otros humanos, refundar el principio de la admiración y frenar la crisis de liderazgos. No podemos seguir soportando la especulación, la mentira, el plagio y la simulación de diseño. El país no aguanta más merolicos vulgares.

El héroe no quiere grandeza para sí, sino para la colectividad, también se inspira por las aportaciones y necesidades de sus correligionarios y seguidores, sigue el rumbo que le dictan las masas, ama a su pueblo, le conoce, es receptivo y se mimetiza de manera natural, debe vivir alegre.

Un héroe, nunca pierde el sentido natural de las cosas, se deja llevar como barca por los ríos de gente que lo arropa, sus seguidores lo admiran por su poder de discernimiento y empatía general. El líder debe prever el futuro con exactitud casi de profeta, no puede vivir al día, sin proyecto, sin equipo.
Napoleón decía que “Los acontecimientos no deben gobernar a la política, sino la política a los acontecimientos”, “dejarse llevar precipitadamente por los acontecimientos es carecer de sistema político”

Los verdaderos líderes son leñadores de árboles de la hipocresía, son hombres de buena fe, son justos, de buen humor, temperamento imperturbable, no tienen dependencia de las cosas mundanas y frívolas, son grandes de espíritu, son bravos e incansables soldados, son honrados pero principalmente servir es su estilo de vida.

                Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM.