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El valor de la experiencia

Ricardo Peralta Saucedo

Ricardo Peralta Saucedo

México correcto, no corrupto

Hiroshima y Nagasaki son el ejemplo de la devastación y de cómo la bestialidad humana no tiene límites cuando se trata de imponer supremacía, aun a costa de quedar marcados por holocaustos que han despertado el odio, la intolerancia y la perversidad por mantener el statu quo, dinero y el poder público.

Londres, Berlín, Varsovia, París y muchas otras ciudades de Europa quedaron completamente devastadas, nunca la historia de la humanidad conoció tal barbarie y nunca antes tuvo la necesidad de aprender a repetir esa historia.

Todas estas grandes productoras de tecnología, de alto producto interno bruto y de alta calidad de vida son un ejemplo de cómo sin recursos naturales y con enorme voluntad pueden ser grandes potencias, ¿nosotros, tenemos todo para hacerlo?

La humanidad ha aprendido de las tragedias que provocan las guerras. Hoy las guerras continúan, donde las redes sociales y los medios de comunicación son el campo de batalla.

El intercambio de misiles informativos, de granadas denostativas, de balas falsas y de escupitajos radioactivos, ponen a consideración de la audiencia el juicio de los emisores y los efectos de la guerra sucia, de odio y de los dardos envenenados.

Una de las campañas creadas por los activistas de sillón más erráticas es la de discriminar y ridiculizar a las personas por su edad, cuando el 80% de los países en el mundo es gobernado por la gente más sabia, no sólo como presidentes, gobernadores, congresistas, jueces, Ceo mundiales y, en general siempre, serán los más confiables, no sólo aquellos que tengan méritos propios, no diseñados, no empleados obedientes o de comparsa, sino líderes políticos con horas de vuelo de sobra, nadie que venga a aprender, nadie que promueva el clasismo y la exclusión por tener una edad fuera del rango conocido de la juventud.

Ser un líder requiere cinco características: servir a sus seguidores, expresar absoluta confianza, otorgar sabiduría, dar certeza y ser amado.

La prensa internacional debe ser más leída por nosotros, hoy algunos actores políticos emergentes están haciendo un gran ridículo, unos investigados en el extranjero a una edad muy corta con enormes problemas con la justicia por lavado de dinero, otros por enarbolar banderas que han sido pisoteadas por miembros distinguidos de su partido.

México tiene la enorme oportunidad de encontrarse con una historia propia de un país que está renaciendo de una oscura noche, de un desastroso escenario productor de pobres, inseguridad, violencia y corrupción. Europa ve con esperanza y añoranza a un México ansioso de cambiar la estafeta a personas experimentadas de una larga lucha social, sensibles y con un profundo amor a México, la prensa internacional, entera, la que no se vende esté o no al alcance de los que la compran en nuestro país, muestra con gran objetividad el sentir de la mayoría de los electores.

En la antigua Roma, los más respetados y escuchados fueron las personas de mayor experiencia, incluso, los grandes tlatoanis aztecas gozaban de esas características. Tenemos que recuperar esos códigos de respeto, de admiración y de reconocimiento a los líderes de la lucha social. Al final quienes los critican y menosprecian, escupen hacia arriba.

La identificación con la idiosincrasia de quienes hoy aspiran a los cargos de elección popular tiene todo que ver con la calidad de los electores. Es un derecho la libertad de elección, una obligación participar, una pasión defender posturas y proyectos y una irresponsabilidad contribuir a la mentira, al odio, a lo ilícito y, primordialmente, al factor de fantasía aspiracional.

El debate de ayer, una vez más demostró que la serenidad, las tablas, la mesura pueden más que un aparato oficial, un comediante malo y barato, y un niño belicoso a quien nadie le cree, éste es el valor de la experiencia.

                Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM.

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