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El contagio del pánico fingido

Ricardo Peralta Saucedo

Ricardo Peralta Saucedo

México correcto, no corrupto

No es lo mismo un grupo multitudinario de gente que se concentra en un lugar público, donde se agrupan por miles, por ejemplo en un parque, una playa, un museo, a manera de transeúntes, donde no existe una unidad colectiva en pos de algo en particular. A diferencia de quienes son convocados por la estimulación o interés común, donde convergen en un determinado lugar, tienen un foco común de atención, llegan por miles y estos a su vez convidan a otros más para sumar una presencia que hace eco por la unidad del discurso, por tener un sentido de pertenencia, además de mostrar un mensaje de respaldo y fortaleza al convocante.

Pío Baroja apunta: “Tanto el hombre del proletariado como el conservador, al incorporarse a la masa, siente la fuerza terrible que les da el número y al mismo tiempo la conciencia de su poder. Navegan en una corriente que neutraliza su timidez natural, corriente hecha a base del anonimato y de la impunidad”.

Los procesos síquicos que componen la integración de una multitud se ven alterados por estímulos de imitación, emotivos y externos, estos son completamente dinámicos, por lo que la voz del líder es una metáfora a los tambores usados en los barcos de remo de la antigüedad, los remeros avanzan al ritmo, tono y volumen del orador.

Pero también, al no existir una clara dirección, un destino errado o la falta de motivación por el desánimo del primordial protagonista o interlocutor, el desánimo viene en cascada, la corriente de masas humanas se va desvaneciendo paulatinamente hasta el abandono, en ese caso, en México sólo salva a la cohesión: la compra, la extorsión, la amenaza o el engaño; pero nunca, en este caso, existirá la lealtad irrenunciable a un proyecto común, todo se resume a un interés mezquino, que comúnmente es material, no ideológico, no de credulidad, menos de espíritu aglomerado.

La sugestión es la antípoda de la razón. La mimetización camaleónica hacia personajes no populares, pero sí poderosos, es una de las fórmulas utilizadas para enfrentar los liderazgos sociales que confrontan o se oponen a un sistema político en el gobierno; ante la carencia de argumentos y la proliferación de protagonistas faltos de virtud o sensibilidad social; se constituyen en grupo, con las mismas características y discursos para emitir mensajes de pánico. Pero el público que los atiende no tiene la misma capacidad económica o de negocios, pero dada la enorme impresionabilidad e incapacidad de sentido crítico del auditorio, replican como programación de software todos los discursos, a esto le llamo la multitud de pánico fingido de aspiracionistas.

Sus seguidores se sienten, aunque en la realidad no lo son, incluidos en su grupo social, intoxicados sensorialmente de un discurso que ellos mismos no creen, pero que hacia afuera les da alivio, una forma de adicción para liberarse de quienes son y serán siempre en realidad. Son acomplejados sociales.

En una farsa solidaria, hemos visto a los godos mexicanos, como se les llamaba en el siglo XIX al extremismo de ultraderecha, los racistas, clasistas y sentenciadores de corte totalitario, alzar la voz contra la supuesta tragedia si ganara el puntero de las encuestas, Andrés Manuel López Obrador.

Aldous Huxley refiere: “… como no tienen voluntad suficiente para hacerlo, aunque sepan satisfacer las condiciones éticas, sicológicas y fisiológicas necesarias para trascender del propio ser, se dirigen naturalmente hacia el camino descendente, el camino que conduce desde la personalidad hacia las tinieblas del sentimentalismo subhumano y del pánico animal”.

Los miembros unificados con un cambio común no están despersonalizados, cuentan con una gran responsabilidad y no son anónimos ni mienten. Se encuentran interesados por la colectividad, por la cohesión social, son ordenados y disciplinados frente a un proyecto común donde se ha canalizado la energía dinámica y la esperanza, es una acción recíproca y sincera de patria, la convocatoria es masiva y la respuesta se dará el 1 de julio.

                *Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM

 

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