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Inicio y auge del narcotráfico

Ricardo Pascoe Pierce

Ricardo Pascoe Pierce

En el filo

El seguimiento puntual del juicio de El Chapo Guzmán en Nueva York arroja mucha información sobre las operaciones del narcotráfico, principalmente en México, Estados Unidos y Colombia, entre los años 2004 y 2012, con datos sobre la actualidad de ese comercio. Los nombres que se han escuchado provienen de los sexenios de Fox, Calderón y Peña Nieto. Lógicamente, el juicio versa sobre las actividades del inculpado: Joaquín, El Chapo, Guzmán.

Da la impresión, por tanto, que no hubo vida ni actividad del narcotráfico en México antes de El Chapo, y pudiera suponerse que su detención implicaría el cese de todas las actividades de ese tráfico.

Nada más lejos de la verdad. La historia del narcotráfico en México tiene larga data, desde el siglo XIX, pero ya muy activa desde principios del siglo XX, en el norte del país, fundamentalmente.

En verdad, el reinado de El Chapo Guzmán en el tumultuoso mundo del narcotráfico es apenas un dato reciente, ciertamente importante en su momento, de una larga historia que continúa siendo pieza central y causante de la violencia en el país, de la presencia de grandes arsenales de armas de alto poder, de la corrupción que existe dentro de los círculos de los sistemas de seguridad y de la política del país, además de los flujos de dinero que circulan en negocios lícitos de la pequeña, mediana y gran industria de México.

La globalización ha sido el incentivo más importante para el florecimiento del narcotráfico en el país.

Los chinos, que empezaron a sembrar y procesar amapola en Sinaloa y Durango, lo hacían para satisfacer la demanda por opio de sus compatriotas en California, donde una gran cantidad de trabajadores chinos llegó para construir vías férreas y otras obras de infraestructura en ese estado.

Posteriormente, productores mexicanos tomaron el negocio, apoyados por gobernadores y funcionarios federales, y producían morfina para la demanda estadunidense, a fin de atender médicamente a sus soldados durante las dos guerras mundiales, lo cual incentivó la producción en gran escala de goma de opio, con autorización oficial.

A partir de los años sesenta, setenta y ochenta, la demanda de mariguana es lo que predominó en el mercado estadunidense, y para lo cual servían los cárteles de Guadalajara y el Golfo.

En esos años, se estableció una relación funcional entre cárteles y gobierno federal, apoyando esfuerzos en Centroamérica en contra de movimientos izquierdistas de la CIA estadunidense, mientras funcionarios federales y estatales se enriquecían con dinero del narco.

Cuando Clinton frenó el flujo de cocaína colombiana por el Caribe, el negocio se movió hacia México.

La cocaína rápidamente suplantó a la mariguana como la droga más exportada por México hacia el norte.

Después de Clinton, Bush agregó un elemento adicional: permitió la venta de armas de alto poder y México se llenó de armas, de comandos armados y de muertos.

La violencia acompañó el arribo de la cocaína a México. En eso llegó El Chapo al liderazgo del Cártel de Sinaloa. Y empezó su historia.

Lo que vendrá después está por escribirse.

Como se puede constatar, el juicio en Nueva York capta una pequeña parte de la larga historia del narcotráfico en México. Aún están en funciones oficiales personeros que negociaron con los cárteles en los 60, 70 y 80.

Incluso, algunos ocupan puestos importantes en la actual administración. En futuros juicios internacionales sabremos de ellos también.

                                                        ricardopascoe@hotmail.com

                                                                        Twitter: @rpascoep

 

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