Una guerra que no esperábamos

El viernes por la noche me empezaron a llegar notificaciones de varios sucesos al sur de Israel que envolvían al grupo terrorista Hamás y las comunidades israelíes colindantes con la Franja de Gaza. Sinceramente, por algún momento, me parecieron eventos usuales de los ...

El viernes por la noche me empezaron a llegar notificaciones de varios sucesos al sur de Israel que envolvían al grupo terrorista Hamás y las comunidades israelíes colindantes con la Franja de Gaza. Sinceramente, por algún momento, me parecieron eventos usuales de los que estamos acostumbrados a ver cada cierto tiempo en la zona debido a disturbios, protestas, jaloneos, abusos policiales en Jerusalén, etcétera. Pensé que estaríamos viendo videos o imágenes de intercambio de misiles entre Gaza e Israel con un posible cese al fuego en tres o cuatro días como máximo.

Sin embargo, al pasar las horas, la información que fluía me dejaba ver que algo verdaderamente importante estaba sucediendo.

Vamos, no era normal o común lo que se estaba presenciando en esos momentos. Las imágenes, los videos y los posts en la red social X difundían una realidad que, aunque era creíble y verdadera, sí sorprendía debido a la rapidez y a la coordinación con la que Hamás incursionó inicialmente en Ascalón, Sderot y los principales kibutz o pueblos que colindan con Gaza.

Al caer la madrugada, algo me decía que esto era diferente a lo que estábamos acostumbrados a presenciar entre Palestina e Israel.

Justo al seguir los bombardeos masivos desde Gaza y ver los videos de cómo los combatientes de Hamás entraban a comunidades colindantes de Gaza o las bases militares israelíes, me cuestioné qué pudo haber fallado en los servicios de inteligencia del Mossad o cómo es que muchos de los guardias militares que vigilaban su perímetro fronterizo con Gaza reaccionaron de una manera lenta, sorpresiva, poco coordinada o como si no hubiera suficiente personal en las bases militares que colindan con la Franja de Gaza.

Algo me decía que Hamás había preparado su ataque meses atrás y de manera conjunta con la Yihad Islámica, Irán, Hezbolá o algún otro país árabe que apoyara de manera directa a Palestina.

Lo que se apreciaba no era para nada una operación improvisada o que no haya tenido preparación de alguna inteligencia seria.

El pueblo israelí se encontraba en plena fiesta con las festividades del Simjat Torá, del Sucot y del Shabat.

Cerca de Gaza se llevaba a cabo un festival de música que reunía a extranjeros y locales sin saberse que la música se convertiría en sangre y corredero de gente que estaba por morir o ser tomada como rehén.

Los servicios de seguridad fallaron y tardaron horas en tratar de estabilizar una situación que llevaba miles de misiles, cientos de muertos del lado israelí en pocas horas y un patrón que reflejaba una inteligencia que le había fallado a pueblo de Israel.

Algo me hacía recordar a aquel octubre de 1973.

Hamás aprovechó los problemas internos en los que vive Israel desde la nueva llegada de Benjamin Bibi Netanyahu al poder. Hamás aprovechó la poca unión del pueblo israelí con el gobierno ultraderechista. Hamás aprovechó que la atención de los servicios de inteligencia estaba enfocada en otros asuntos internos que le preocupaban a un gobierno que se estaba tambaleando.

Sea verdad o mentira que Egipto le avisó a Israel diez días antes de lo que realizaría Hamás desde Gaza o que una noche anterior el Mossad vio movimientos extraños en Gaza, Israel ahora sufre y entra a una guerra que tardará meses en estabilizar la zona y que podría hacer que otros grupos terroristas o naciones compliquen más una situación geopolítica que cambiaría las cosas en los próximos años.

Israel entrará a Gaza y se vengará, pero las consecuencias están por venir en las próximas semanas.

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