¿Se tambalea el bidenismo?
El país más poderoso del mundo no está pasando por un gran momento interno en los últimos meses. Las cosas van de mal en peor con los resultados que Joe Biden está teniendo dentro de su administración pasiva y el apoyo demócrata empieza a ser una interrogante ...
El país más poderoso del mundo no está pasando por un gran momento interno en los últimos meses. Las cosas van de mal en peor con los resultados que Joe Biden está teniendo dentro de su administración pasiva y el apoyo demócrata empieza a ser una interrogante en la Cámara de Representantes o en el Senado de la capital estadunidense. Algunos legisladores de su partido se preguntan si el originario de Delaware será capaz de buscar una reelección para 2024 o si será el candidato indicado para pelear contra lo que se avecina de nueva cuenta ante un Partido Republicano entregado totalmente a Donald Trump.
Los pronósticos apuntan a que los demócratas perderán al menos una cámara del Congreso estadunidense durante los comicios legislativos intermedios, que se llevarán a cabo el próximo 8 de noviembre.
Los números no mienten y desde agosto pasado la popularidad del presidente Biden ha venido bajando de 50% a un promedio de 39-40 por ciento en las últimas tres semanas. Asimismo, su mano derecha, la vicepresidenta Kamala Harris, se ha venido desinflando considerablemente para quedarse actualmente en 40-41% de popularidad. ¿Dónde quedó la gran promesa que llegó a ser Harris?
Los factores a la baja son meramente por el descontento de la sociedad estadunidense en una inflación anual que lleva 8.6%, récord no visto desde diciembre de 1981 y que viene a la par con el costo de los hidrocarburos oscilando en los cinco dólares por galón en casi toda la nación norteamericana. El costo de las rentas ha subido exponencialmente ante una economía interna que decrece por una inflación alta y los problemas económicos que está generando la guerra en Ucrania.
También, el descontento viene por el desempeño político de Biden-Harris y las promesas políticas que se han reducido o detenido al pasar los meses más críticos de la pandemia dentro de territorio norteamericano. De igual manera y como lo comentaba anteriormente, el mismo declive de popularidad proviene de los demócratas, quienes no están contentos con el liderazgo interno que el mandatario estadunidense manifiesta en sus decisiones dentro y fuera de la Casa Blanca.
Ante lo que sucede, se necesita dar al menos algún resultado que mantenga a flote una popularidad medianamente baja, pero que convenza al estadunidense promedio de que el gobierno tiene por lo menos algo positivo dentro de la incertidumbre interna que sobrelleva el país.
Las evidencias por el caso Trump deben de ser un factor que genere cierta tranquilidad en lo que se viene próximamente para el bidenismo y el Partido Demócrata, esto por las más de 25 mil evidencias y mil testimonios que han sido presentados en las audiencias del comité especial del 6 de enero de la Cámara de Representantes sobre el asalto al Capitolio.
Los republicanos tendrán que pensar bien su decisión sobre Trump.
Por otra parte, Ucrania es hasta cierto punto una salvación que ayuda a la Casa Blanca como parte de su política exterior. Los contribuyentes ven reflejados sus impuestos en los millones de dólares que Estados Unidos envía constantemente a Ucrania desde que inició la guerra. La mayoría de los estadunidenses apoya el envío de armas a Ucrania y el soporte otorgado.
Hasta el momento, es un punto importante que deja respirar al bidenismo, pero si Rusia es capaz de ir más allá del Donbás, entonces la estrategia estadunidense tendrá que cambiar, pues, de lo contrario, será un revés que desplomará por completo a la administración actual.
