Putin y su Día de la Victoria

El desfile militar del 9 de mayo, Día de la Victoria, se llevó a cabo en distintas ciuda­des rusas como marca la tradición, pero el más esperado era, sin duda alguna, el que se realizó en la Plaza Roja de Moscú. Con un cielo nublado y un lunes 9 de mayo que ...

 El desfile militar del 9 de mayo, Día de la Victoria, se llevó a cabo en distintas ciuda­des rusas como marca la tradición, pero el más esperado era, sin duda alguna, el que se realizó en la Plaza Roja de Moscú.

Con un cielo nublado y un lunes 9 de mayo que resaltaba todavía un clima frío, 11 mil soldados rusos y 131 vehículos militares estuvieron presentes en el corazón de Moscú para mostrar el poderío militar ruso que to­davía queda ante los malos resultados en la invasión a su país vecino. Se podía realmen­te notar la reducción de tanques y unidades militares. También, debido al mal clima, no se realizó el show aéreo militar anual que es ya una costumbre.

Los lentes, los flashes y las cámaras na­cionales e internacionales esta­ban a la espera de lo que dijera el mandatario ruso, Vladimir Putin, sobre su operación mi­litar especial y una posible movilización masiva o una de­claratoria de guerra oficial. Sin embargo, no se mencionó nin­guna movilización o una decla­ratoria de guerra. Lo anticipé en mi columna de la semana pasada.

Hinchado, cansado y sin mucho jolgorio, el presidente ruso leyó su discurso tradicional patriótico ante veteranos de guerra, personalidades cercanas e invitados de el Kremlin. El am­biente, sinceramente, se notaba distinto a los desfiles militares de años pasados y a los que recuerdo cuando yo vivía en la capital rusa.

Dentro de su discurso, Putin mezcló el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial con el presente, pero la mayoría de éste se pro­fundizó en una serie de agravios que jus­tifican plenamente las acciones en Ucrania y la operación militar especial que se lleva cabo en estos momentos. Como de costum­bre, el líder ruso mintió descaradamente en gran parte de su discurso, atribuyendo la culpa a Occidente, la OTAN, Ucrania (sin  mencionarlo directamente) y a los neona­zis-banderistas, de no dejar otra opción más que defenderse de lo que se veía venir para Rusia. También se atribuye que Kiev repre­senta una amenaza nuclear por una posible compra de armamento nuclear a la OTAN, asimismo la posible invasión a territorios históricos como Crimea y Donbás, que pla­neaba el lado ucraniano. De igual manera, se profundiza que nunca hubo un acuerdo de seguridad entre Occidente y Rusia.

En ningún momento se habló del futu­ro de la guerra, de una victoria o algún dato que resultara positivo para la invasión rusa. A mi parecer, se trató de evitar hablar espe­cíficamente sobre las acciones de la guerra y nombrar a Ucrania, para no manchar una fecha que representa una es­peranza o un boost para lo que sucede en estos momentos. Vamos, si usted pudo apreciar, nunca se notó un tono victorio­so o de ánimo hasta en el mis­mo presidente ruso.

Y no es para menos, pues los últimos datos revelan que van más de 25 mil soldados rusos muertos y más de cuatro mil unidades, vehículos milita­res, tanques, aviones y artillería pesada destruidos por fuerzas ucranianas.

La segunda fase en el Donbás se ha atra­sado por más de dos semanas, según el Pen­tágono. Esto, por los mismos problemas de logística y estrategia militar que tuvo Rusia desde las primeras semanas de la guerra en Ucrania.

En el noreste ucraniano (Región de Jár­kov), los rusos han tenido que retroceder casi hasta la frontera con Bélgorod, Rusia, debido a una mala ofensiva planteada. Las contrao­fensivas ucranianas empiezan a dejar estra­gos en las filas rusas que pelean en el noreste o en algunas partes del Donbás.

No hay victorias que celebrar y nada va de acuerdo al plan. Es la realidad.

Temas: