Preocupa el tema migratorio
Hablar o escribir sobre lo que sucede actualmente con el tema migratorio entre México y Estados Unidos no es fácil ni aunque se tenga una opinión completamente objetiva o imparcial. Francamente, uno nunca queda bien con nadie, y mucho menos con las personas que cruzan ...
Hablar o escribir sobre lo que sucede actualmente con el tema migratorio entre México y Estados Unidos no es fácil ni aunque se tenga una opinión completamente objetiva o imparcial. Francamente, uno nunca queda bien con nadie, y mucho menos con las personas que cruzan por nuestro territorio y buscan una mejor vida fuera de sus países ante la violencia, la inseguridad, la economía y las miserias que sus gobiernos han provocado a través de los años en sus familias.
México es sólo un trampolín para llegar a la tierra prometida. Es el obstáculo más complicado y difícil para que miles de personas puedan encontrar el “sueño americano” al tratar de arribar a Estados Unidos y así poder convertirse en residentes o ciudadanos estadunidenses teniendo un mejor futuro o soñando con una vida como la que se proyecta en las películas de Hollywood o en las series de streaming.
Muchos, al no poder encontrar la forma de cruzar legal o ilegalmente a Estados Unidos, tienen principalmente tres opciones: quedarse en México, morir en el intento o regresarse de nuevo a sus países de origen.
Ciertamente, es obvio que la mayoría jamás preferirá quedarse en México, pues realmente nadie que no viva en la burbuja de un palacio o tenga un perímetro de protección de seguridad las 24 horas del día está cómo tal “a salvo”; y mucho menos los mismos migrantes que por alguna u otra razón no les queda de otra más que sólo resignarse a buscar una segunda opción en un país que vive supuestamente una transformación, pero que no tiene mucho que ofrecerles para desarrollar sus vidas.
El tema migratorio con nuestro vecino del norte se ha estancado a través de los años sin llegar a una solución o vía que pueda bajar el flujo de migración que busca llegar al norte del país. Sucede todo lo contrario.
Por más que se da dinero, se crean programas sociales, se construyen muros o se buscan formas de financiar proyectos en Centroamérica, creo que falta contundencia y mano dura. El deportar, el tener a la gente en espera y regresarla a México, es sólo una forma de querer tapar el problema, pero no contrarrestarlo de manera contundente.
En lo personal, me preocupa bastante ver cómo esta situación se recrudece al ir pasando el tiempo y sin que las autoridades mexicanas busquen también frenar un éxodo migratorio que en su mayoría estará sufriendo dentro tierras mexicanas al querer cruzar la frontera con Estados Unidos.
Me hago las siguientes preguntas: ¿para qué dejar pasar a caravanas migrantes si no existen las garantías de su seguridad o integridad social? ¿Para qué se abren las puertas del país sin un registro de toda la gente que entra a México?
¿El tema migratorio está siendo utilizado políticamente por las autoridades mexicanas o por extranjeros que organizan caravanas de más de tres, cinco u ocho mil personas? ¿En qué le beneficia a México recibir caravanas de migrantes?
¿Qué hará México cuando se empiecen a colapsar no sólo las ciudades fronterizas en Estados Unidos, sino también las del lado mexicano?
Por más que veamos risas y se presuman cosas en la más reciente visita de la delegación estadunidense a Palacio Nacional, me parece que las imágenes de la crisis fronteriza y las caravanas migrantes deben ser un foco de atención para México. Esto va más allá de lo humanitario, de abrir las puertas, de dar abrazos y el libre transito.
Es un tema de seguridad nacional que debe ser atendido por México, especialmente porque va a la par con el tema de inseguridad que puede ser factor importante en 2024.
