¿Politizar la Alianza del Pacífico?

• Un mecanismo internacional puede romperse cuando un individuo quiere figurar más que los demás.

Cuando un mecanismo internacional de índole económica, de transición progresista y de carácter diplomático se empieza a politizar o ideologizar de manera estricta hacia un frente, entonces el mecanismo puede sufrir rupturas, conflictos innecesarios y hasta cancelaciones que afectan a la parte original por la cual se fundó dicha cooperación desde un principio.

Se entiende que la política siempre es necesaria en un mecanismo así, pero no debe ser un tema que choque con los principios, el flujo del instrumento o el progreso de su estatus. Politizar un evento y querer implementar una ideología dentro de esto lleva a consecuencias que en el primer plano no se distinguen tanto, pero dan mucho de qué hablar en lo político-diplomático, como también sirven para frenar una secuencia fluida que funciona con normalidad. El exacto ejemplo es lo que pudimos apreciar esta semana con la posible cancelación o suspensión de la XVII Cumbre de la Alianza del Pacífico, la cual se tendría que llevar a cabo en la Ciudad de México esta semana. Otro claro ejemplo es lo que sucedió durante la IX Cumbre de las Américas en Los Ángeles, California.

La tendencia de politizar estos recientes eventos tiene mucho que ver con el crecimiento de la ideología izquierdista en Latinoamérica. Los países más importantes de Latinoamérica han virado hacia la izquierda y con esto se apoya o se trata de abrigar a las dictaduras de Cuba o Venezuela, para que no queden excluidas en el ámbito internacional.

Muchos de los países que recién cambiaron su ideología política mayoritaria hacia la izquierda deben enfrentar a la oposición o al poder político de derecha que se opone a esos nuevos gobiernos o a los actos de corrupción que se están llevando a cabo en dichas gestiones.

Y si sumamos que políticos extranjeros afines o jefes de Estado tratan de apoyar o meterse en asuntos internos de un país que no es el suyo, pues peor se pone la cosa.

Asimismo, dentro de esta correlación, un mecanismo internacional puede romperse o fluctuarse cuando un individuo quiere figurar más que los demás o trata de hacerse pasar como el líder y llevarse todos los créditos. Lo podemos apreciar ciertamente durante este momento con México, país que busca integrar a toda la izquierda latinoamericana queriendo hacerse pasar como el líder que encabeza toda la región, busca negociar con los amigos para agrandar su presencia internacional, luego la riega y después pretende meterse en asuntos internos de países afines al suyo, resultando en afectaciones regionales o de ámbito internacional.

Los tiempos ya no son para buscar al nuevo Simón Bolivar ni tampoco para querer ser el héroe de una ideología o meterse en asuntos que no competen a un individuo o a su país.

Me encuentro sorprendido con la decisión tomada desde México y me pregunto: ¿Cuál era la necesidad de suspender o cancelar la cumbre por el hecho de que a Pedro Castillo no le permitieron salir de su país? Es un tema totalmente entre el Senado peruano y el presidente de Perú.

La presidencia pro tempore se pudo haber entregado al país andino sin tener la presencia física del Ejecutivo federal peruano. La Alianza es más que sólo un presidente o una intervención innecesaria.

México quiso quedar bien y al final logró politizar una alianza que no debería tener ideología alguna.

Ahora, Gabriel Boric se presta a querer salvar la cumbre que no se tuvo que suspender por un capricho intervencionista. Suficientes problemas ya tiene en Chile.