Milei fue la decisión

Los electores de Argentina se decantaron por un populista de un bando distinto.

En Argentina se tomó la decisión de no seguir más con el proyecto kirchnerista que gobernó 16 años de los 20 que tenía de existencia. El ambiente que se vivió antes y después del balotaje fue un camino para definirse socialmente y políticamente. Los populistas perdieron. Los libertarios resultaron victoriosos aun cuando existió una inmensa campaña de miedo. Las caras de felicidad se percibían a las afueras del Hotel Libertador, y las caras de tristeza o angustia se apreciaban en el Búnker K desde que empezaron a salir los resultados del balotaje dominical del 19 de noviembre.

Javier Milei se alzó victorioso con una amplia ventaja de 11 puntos porcentuales. Los pronósticos se hicieron realidad al darse la contundente victoria de Milei, pero fallaron en la diferencia que existió entre los dos candidatos de la segunda vuelta. La paliza fue monumental. Creo que nadie se esperaba un resultado tan abultado.

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Sergio Massa, candidato de Unión por la Patria, fue alguien que se preparó bastante bien y quien tuvo una campaña que sorprendió a todos, especialmente por el hecho de haber tenido una pésima gestión que estaba llevando a cabo como ministro de Economía y como supuesto presidente de facto de Argentina.

La gente, en general, se hartó de la corrupción, del populismo, de la mentira, de la victimización, del populismo, de la inflación de más de 150%, del elevado costo del dólar blue, de una pobreza que ya llega a 45% a nivel nacional, de la violencia que se eleva en distintas regiones, etcétera.

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Se tenía que tomar una decisión. Había dos candidatos y dos caminos. El argentino eligió al panelista, economista y al tipo que no es un político nato, pero que supo vender su idea de la casta, de los privilegios, de una dolarización, de una ideología que tiene como base la libertad para hacer política y mover masas. Se eligió a un tipo que muchos dicen que es de ultraderecha debido a sus frases de hace algunos años y sus pensamientos que asemejan a líderes facciosos y violentos. Se eligió a un populista de un bando distinto.

Los derrotados, por su parte, aceptaron de manera inmediata los resultados al verse acorralados. Casi nadie objetó y pudo hacer mucho al entender que el electorado eligió un cambio, excepto los sindicalistas que sabían las consecuencias de un Javier Milei en la presidencia.

Sergio Massa dejará la política. El presidente Alberto Fernández estará tomando sus maletas y partirá a España. La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner perderá su fuero, pero se queda en su departamento de La Recoleta.

El kirchnerismo, como movimiento, tendrá que resurgir con el joven liderazgo del gobernador de la región de Buenos Aires, Axcel Kicillof. Será una oposición sólida con la extensa representación que tiene actualmente en el congreso argentino después de las PASO 2023.

Por otra parte, Javier Milei se prepara para un comienzo bastante complicado en su administración. No hay dinero y los panoramas económicos son delicados para los primeros seis meses de gobierno. Tampoco, parece que tenga mucho apoyo político en lo general.

Será investido presidente el próximo domingo y llega a gobernar no con mucha de su gente, sino con la casta que criticó durante su campaña. Eso me sorprende. Gobernará desde La Quinta de Olivos y no desde la Casa Rosada. Rompe tradiciones políticas.

Será alguien más moderado al gobernar, pero tendrá que tomar decisiones cuando los sindicalistas y los derrotados salgan a las calles a exigir o a reventar.

El camino no será fácil.

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