La guerra que se llevó a este 2022

Al terminar este 2022, reflexiono con tristeza sobre el tema de la guerra en Ucrania y me es complicado concebir en qué se convirtió el país invasor, Rusia, que tanto quise, amé, disfruté por cinco años; donde viví, estudié y en el que me gradué de su máxima ...

Al terminar este 2022, reflexiono con tristeza sobre el tema de la guerra en Ucrania y me es complicado concebir en qué se convirtió el país invasor, Rusia, que tanto quise, amé, disfruté por cinco años; donde viví, estudié y en el que me gradué de su máxima casa de estudios para lograr mi título de licenciatura en Relaciones Internacionales. Fue una aventura que me permitió conocer sin filtros y sin chismes lo que muchos mexicanos no saben sobre el país más grande del mundo.

Me empapé de llenó en su cultura, idioma y costumbres. La verdad, no fue fácil, pero, gracias a eso, es que estoy consciente de lo que es y será Rusia mientras el Kremlin siga estando bajo el poder del moderno zar del “nuevo imperio ruso”.

Lejos está el colapso de Vladimir Putin, pero la guerra será, sin duda alguna, un principio de su inconcebible despedida del poder.

Conocí de cerca lo que es la propaganda rusa, el patriotismo o nacionalismo de los rusos, como también la forma de ser de los rusos. Siempre respeté, pero también entendí bien que el ruso, en general, sigue siendo manipulado por su historia, patriotismo, nacionalismo falso y los ayeres de los ejércitos poderosos que fueron desde el viejo imperio ruso hasta la URSS que colapsó en 1991.

Conozco muy bien su propaganda gubernamental, histórica y  patriótica. Por eso, desde antes de que comenzara la guerra y durante todo el derramamiento de sangre innecesario dentro de territorio ucraniano, en muy pocas ocasiones he aprobado las declaraciones de Vladimir Putin, como también me es impresentable escuchar a un jefe de Estado que decidió erróneamente el futuro de su nación al invadir un país soberano vecino. Vamos, me es insensato justificar los ataques rusos, las mentiras de todo lo que Rusia agranda sobre su fallida guerra y me causa intriga saber que miles de soldados rusos sólo sirven de carne de cañón para satisfacer el ego de un gobierno que no está cumpliendo sus objetivos en el país que invadió. Miles de soldados y militares de distintos rangos están muriendo en una guerra en la que su país pasará a la historia como el enemigo fascista, mentiroso y sanguinario. Su sacrificio será tirado a la basura. Muchos de ellos fueron llevados a la fuerza o con mentiras. Muchos quisieron brillar para ser los héroes modernos de la Federación de Rusia, pero sólo han muerto y morirán en territorio vecino sin realmente quedar como lo que quisieron ser. Generaciones perdidas, familias desunidas, hijos sin padre y mujeres sin su esposo o pareja.

Lejos quedaron las 72 horas que Rusia fijó para capturar Kiev y tomar todo el control de mando de Ucrania. Lejos han quedado las declaraciones históricas de “todo va acorde al plan”, “sólo es una retirada estratégica” o “nosotros no estamos matando a civiles”.

Culmina 2022 con una guerra que lleva diez meses y cumplirá un año en febrero de 2023. Termina un 2022 en que Rusia se ha tenido que retirar de Kiev, Járkov, Lyman y Jersón. Fracasó y no ha aprendido de sus errores. Anexó cuatro regiones ucranianas de manera ilegal y no las domina al 100%.

Rusia sabe perfectamente que las cosas no están saliendo bien. El invierno y los sacrificios innecesarios no están dando resultados. Lo podemos ver en el este.

El 2022 cierra dejando una guerra abierta y sin una percepción de paz. Al menos, lo veo todavía así.

Finalizo esta columna con dolor y con un gran sentimiento al saber que un país que he admirado tanto se ha convertido en lo que tanto odia: un Estado fascista.

Difícil, pero cierto.

Temas: