La Cumbre de Líderes de América del Norte

La Cumbre de Líderes de América del Norte llega en un momento en el que México y Estados Unidos están teniendo pequeños deslices en sus relaciones, especialmente por el tema políticoeconómico y las tensiones que no cesan en torno a diferentes cuestiones en la ...

La Cumbre de Líderes de América del Norte llega en un momento en el que México y Estados Unidos están teniendo pequeños deslices en sus relaciones, especialmente por el tema político-económico y las tensiones que no cesan en torno a diferentes cuestiones en la frontera que divide a ambos países. Canadá, por su parte, es un país que resulta ser el más cómodo para negociar o para tener una agenda bilateral sin muchos problemas, principalmente ante un control más fuerte que ya se tiene en lo migratorio con México. Por otra parte, con Estados Unidos, Canadá está luchando el tema de los lácteos dentro del T-MEC.

En sí, aunque el formato es totalmente trilateral o es formalmente llamado “cumbre”, las incógnitas quedan más en los temas bilaterales, que en lo que pueda suceder a nivel Norteamérica.

Los tres países gozan de un tratado de libre comercio que no ha podido, muy a mi parecer, despegar o ir hacia un objetivo común desde que se transformó totalmente en 2018 y entró en vigor desde el primer día del mes de julio de 2020. Falta competitividad y crecimiento, especialmente ante un mundo que está tratando de resurgir después de la pandemia y de las dificultades económicas que se presentan en estos momentos. Falta echar a andar esos mecanismos que se transformaron para hacer un T-MEC más fuerte en la región.

No veo en sí una ruta fija o un camino donde los tres países norteamericanos quieran seguir juntos para consolidar su bloque. Y se entiende que en estos tres últimos años cada país de la región norteamericana tiene serios problemas económicos, migratorios, políticos y ambientales, pero falta más compromiso para que juntos puedan desarrollar verdaderamente al monstruo que es Norteamérica.

Los cambios políticos en Estados Unidos han afectado en gran parte a la región, fundamentalmente durante la administración de Donald Trump y su política agresiva o proteccionista en torno a lo comercial y económico.

Falta diálogo, negociaciones y apertura entre los tres países.

Dentro de todo esto, me parece que la cumbre llega en un excelente momento ante un inicio de año donde, aunque existen controversias politiconas entre Biden y López Obrador, se puede llegar a un consenso general para lograr una agenda más profunda entre los vecinos que los divide el río Bravo.

Tendrá que haber un estira y afloje, pero al final, las autoridades mexicanas necesitarán ceder ante un presidente Biden que es callado, pero que, muy por debajo del agua, exige sutilmente mucho en el tema migratorio. Vamos, ya lo estamos viendo a unos días de que llegue el presidente cuadragésimo sexto de Estados Unidos, principalmente con los migrantes que están echando para México.

El evento trilateral empieza a carburar y comienzan las especulaciones sobre qué se hablará en los encuentros bilaterales que tendrán los líderes en Palacio Nacional. El tema de la cumbre lo calentó el mandatario mexicano esta semana con una propuesta al estilo El Padrino que le hizo a su homólogo estadunidense de aterrizar en el AIFA y no en el AICM. En sí, el furor de este evento comenzó apenas hace unos días.

La Ciudad de México será la sede de esta décima cumbre en su historia. Los tres amigos, que no son muy amigos, se verán las caras de nueva cuenta en un Palacio donde se negociarán cosas que no sabremos hasta días después.

Especialmente, siento que Biden viene muy fuerte a México. Será diplomático, pero seguro tiene guardados algunos ases para su encuentro con las autoridades mexicanas.

GANCHO AL HÍGADO

Los Reyes Magos le dieron un regalazo a Joe Biden antes de que venga a la Ciudad de México. El regalo es de Sinaloa.

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